viernes, 29 de julio de 2011

Primera foto de familia: la japi family



Ya que me había decidido a salir en las fotos, yo, el eterno hombre pegado a una cámara de fotos, nos tocaba nuestra primera foto juntos. Ana desbordando felicidad, de una foto a otra no puede cambiar su gesto, ni el cansancio, ni la cesárea habían podido con ella. June dormida, pasando de todo, su ropa haciéndose cada vez más grande, y a nuestro lado empequeñeciéndose por momentos. Yo, diciendo alguna tontería o poniendo tanta cara de felicidad que roza casi la tontería.


Los tres juntos, por primera vez en una foto el 11 de junio de 2011, toda una japi family.

June vs Goñi pater



Aquí estoy yo (yo soy el de negro), con mi niña, Goñi con Goñi, con la alegría que me sale por los poros y las ojeras que delatan los días pasados, de fondo el osito de regalo de Esteban y Sergio (el que está sobre la cama, no el de negro).


Era la primera foto que tenía con mi niña, y más allá de los parecidos razonables, podéis ver la cara de un hombre feliz. June embutida en su ropa siempre grande, aguanta con estoicismo filosófico la alegría incontenible del Goñi pater.

jueves, 28 de julio de 2011

June vs Esteban y Sergio



Repletos de regalos llegaron Esteban y Sergio, June dormida apenas comprendía tanto ruido de celofán y papel de regalo roto, sobre la cama un oso de peluche gigante y muchos, muchos regalos. En ellos una carita de ilusión que era pura envidia, casi como la nuestra. Llenaron de color y calor la habitación y por un momento parecía que estábamos en el Corte Inglés y no en una habitación de un hospital.


Esteban, el hermano de Ana, arropaba entre sus brazos con cuidado y temor a June, era tan pequeña entre sus brazos que su reloj le podría haber servido de cinto. La agarraba con cuidado, con las dos manos, por si acaso, y clamaba a todo paparazzi que estuviera cerca que le hiciera una foto para poder enseñarla en su nutrido club social de Gasteiz.


Sergio Magallanes, gracias a tener una sobrina hace poco de su hermano que está en Francia, se le veía más suelto y resuelto (que es estar suelto dos veces), mientras los paparazzi hacíamos nuestro trabajo, el padre de Ana seguía en su posición de todos los días, sentado y leyendo el periódico, inalterable a lo que sucedía a su alrededor.


Les tocó cambiar a June y vestirla, y tal y como queda claro en las imágenes, a Sergio le tocó hacer el trabajo sucio y vestirla mientras Esteban contemplaba la acción de cerca, pero sin interacción.


La verdad es que Sergio se apañaba bastante bien, y que conste que no es fácil ponerle unos pantalones o una chaquetita a June, ya que todo le quedaba enorme.

miércoles, 27 de julio de 2011

El estreno de la pizarra



Después de nacer June, al segundo día, y dejando a mis padres y suegros en el hospital me marché para casa para ducharme y asearme un poco, el salir del hospital dejando a mis chicas en él, fue una experiencia un poco rara, el entrar en casa sin mis chicas fue más rara aún. Después de ducharme, dejar la ropa sucia y llevarme ropa nueva, entré en el cuarto de June que hacía un mes que había acabado, lo miré y me imaginé a June dentro de él, apenas habían pasado horas y ya la echaba de menos, observé que la pizarra que le había preparado para cuando dibujáramos juntos se mostraba negra, así que tomé las  tizas de colores y me dispuse a estrenarla para cuando llegaran mis chicas a casa.


Y así quedó su primer estreno, indicando la fecha, la hora, el peso y sus apellidos anónimos pero reales para nosotros (tendrías que ver como se pusieron los abuelos), y también el mote de June de la 3Ges (por García García Goñi) o también tendré que poner el que comentó Raúl el otro día, June GaGa (de Ga-rcía Ga-rcía), y la verdad es que este último es muy bueno, aunque de momento no me imagino a June con un vestido de lentejas en lugar de uno de lentejuelas. Os prometo que pronto en esa pizarra nuevos dibujos la ilustrarán e iluminarán.

martes, 26 de julio de 2011

Pequeño cuerpo y mucho genio




Con dos días, sus manos y sus pies eran pequeños, con todos los detalles, con sus formas definidas y largos. Pero su diminuto cuerpo que hacía grande a cualquier body de talla 0, no le impedía poder pasar de la tranquilidad más absoluta a un llanto desgarrador en tan sólo segundos.

lunes, 25 de julio de 2011

La primera tomadura de pelo de June



June al principio era muy pequeñita, el primer día perdió casi 100 gramos, es normal en los niños tan pequeños, las enfermeras nos decían que cada tres horas le teníamos que dar del biberón hasta la rayita de la etiqueta por la parte de arriba, nosotros le dábamos el biberón, pero apenas aguantaba la mitad de lo que se tenía que comer y ya se lo quitaba de encima. Pensábamos que eso era que no quería más, así que durante el primer día apenas comió la mitad de lo que debía. Cuando nos trajeron la niña por la noche a eso de las 6 de la mañana la enfermera que vino (que tenía toques del este) nos preguntó que tal comía y le dijimos la verdad, que era muy difícil darle el biberón, que hacía un segundo habíamos estado dándoselo y que ya no quería más, y que apenas había tomado un dedo del mismo.

La enfermera se puso toda seria y nos dijo: "estar niñar deber de comerr muchor, vosotrosr tener que insistirr", y cogió a la niña con firmeza en la misma cuna en la que estaba, la medio sentó, nosotros atónitos veíamos como y con que brío la sostenía, le enchufó el biberón, que segundos antes había rechazado, y se lo comió como si nada, sin protestar, ni decir ni pío. Nuestras caras se quedaron atónitas, y decíamos perplejos: "de verdad, que con nosotros no quería, de verdad", nos disculpábamos como lo que éramos, padres primerizos. Una vez se enchufó todo el biberón dijo la enfermera: "y despuers de tomarr ser muy importanter sacar airrres", de igual forma que había cogido a June, le dió y la vuelta y casi sentada en su cuna le atizó unos golpes en la espalda, que de primeras nos parecieron tremendos, pero June empezó a eruptar como una posesa y se quedó totalmente relajada y feliz.


Marchó la enfermera por la puerta, dándonos una gran lección y percatándonos de que nuestra hija nos había estado tomando el pelo durante un día, pero de esa forma ya no nos volvía a engañar, y así fue, desde ese momento con la enfermera del este, June no hubo biberón que no llegase a la raya de la etiqueta y en algunas un poco más, nos volvería a tomar el pelo seguramente, pero en esto ya no.


La verdad que nos vino muy bien, esa mañana cuando la pesaron, se había quedado tan sólo en 2 kilos y 30 gramos, y era preciso que empezara a remontar, cosa que así hizo. Parecía mentira viéndole la carita que ya empezaba a tomar otro color como nos podía haber estado tomando el pelo de esa forma.


Después dormía plácidamente, por la buena comida y tan bien en parte, por los golpecitos que si bien conseguían hacerla eruptar, yo creo que la dejaban un poco baldada.


Su madre y yo, después de lo visto no podíamos por más que reírnos e insultar cariñosamente a nuestra hija, que nos había conseguido engañar vilmente.

viernes, 22 de julio de 2011

Juner de la Calzada y su no puedoooor



La mañana del sábado nos amaneció con esta postura y este gesto, yo estoy convencido que estaba imitando a Chiquito de la Calzada diciendo: "nooor, noor, noo pueeedooorrr, noo pueeedorr, torrrrpedo…", mientras mueve las manos como si fueran las de un tiranosaurius rex. Ana por contra piensa que no, que simplemente estaba durmiendo, yo siempre me quedaré con la duda.

jueves, 21 de julio de 2011

June vs Josema, Cris y sus girls



Josema, Cris y sus girls vinieron desde Huesqueta el viernes por la tarde a ver a June. Después de dejarnos unas orquídeas preciosas, Josema cogió a June, que en esto de dejarse llevar de brazo en brazo no tiene ningún problema, la miraba y la miraba, aludiendo a su habilidad para acertar la fisionomía de las personas, un trocito se parecía a mi, otro a Ana y en general tenía todavía sus dudas, que sigue manteniendo, para risa de Cris que ironiza sobre su habilidad secreta. June, tan pequeña, en brazos de Josema parecía un juguete, amansado por la tranquilidad y gran corazón de mi amigo.


Josema nos preguntó si le habíamos contado todos los dedos, después de afirmar lo grandes que tenía las manos y los pies, mientras le hacía cosquillas sobre sus plantas, cosa que a June no le hace mucha gracia ya que parece que tiene bastantes cosquillas. Pues no, no se los habíamos contado, pero como ya le dije, aunque tuviera 12 dedos en cada mano, ya no la pensaba devolver.

miércoles, 20 de julio de 2011

García al cuadrado, fue inevitable



Hay cosas que no te quieres creer, nos pasamos todo el embarazo intentando evitar el efecto García al cuadrado, lamentablemente yo me apellido de primero García y Ana también. Muchos años antes entre bromas comentábamos este hecho, y nos veníamos arriba afirmando que lo impediríamos con todas nuestras fuerzas, pasó el tiempo y con menos bravuconería miré que podía hacer por cambiarlo, y el resultado fue nada, es casi imposible a no ser que cumplas unos casos muy concretos, tendría que llevar a gente que alegase que a mi me llamaban Goñi y no García, y así lo podía haber hecho, nadie me llama García, en mis tarjetas pone David G. Goñi, en el colegio me conocían por Goñi, en el instituto me conocían por Goñi, en la universidad me conocían por Goñi y en el trabajo siempre fui el Goñi. Pero a Ana no le sucede lo mismo y eso de que llevase mis dos apellidos (aunque el García fuera suyo) no le hacía mucha gracia, eso de June Goñi García, no lo veía, le hubiera gustado eliminar su García también y llamarla June Goñi Quintanar, y eso era ya imposible.

Así que cuando vi llegar sobre la cuna de June sus dos apellidos con García al cuadrado me dio un vuelco el corazón que sólo me lo aliviaba al mirarla a los ojos, allí estaba también su fecha de nacimiento, su hora de nacimiento, su peso y su medida, todo colocado junto a su pulsera.


A ella parecía poco importarle cuales eran sus apellidos, cerraba los ojos, cerraba los puños y dormía plácidamente, con su ropa siempre grande y sus manitas tan perfectas y grandes, con una uñitas de juguete y un cuerpo pequeño y prematuro.


En su ojo izquierdo una pequeña rojez, su sueño inalterable hasta que tenía hambre y buscaba el pecho de su madre que aunque no tenía leche le daba el mejor medicamento que le podía proteger, después biberón de ayuda. Darle de comer por primera vez fue todo un lujo, verla dormir otro.

June vs abuelo Pedro Hipólito y abuela Carmen



Pedro Hipólito y Carmen, sus abuelos de Vitoria, en cuanto se enteraron el 9 de junio del nacimiento de June, salieron como pudieron para ver a su nueva nieta, lo intentaron hacer pronto, pero apenas daban pie con bolo, estaban tan nerviosos que todo lo tenían que hacer dos veces o hasta tres. Si ya de por si, son una pareja peculiar (no tenéis más que ver la foto, que tiene un punto a los Roper o a Escenas de Matrimonio), ese día eran más peculiares que nunca, llegar hasta la clínica Montecanal fue uno de los momentos más hilarantes que he vivido.

Me llamaron al móvil, y nadie sabe como pero habían ido a parar a la nueva Clínica Quirón, seguramente vieron clínica y ahí pararon, Pedro se puso al volante y yo le iba indicando a Carmen que tenían que hacer. "Salir e ir todo recto, dirección a Montecanal, la calle tiene tres ó cuatro carriles, seguir derecho hasta que veáis una señal", después de decir yo esto, que Carmen repetía como un loro, haciéndome el eco, oigo que dice Carmen, después de que yo le dijera que siguiera derecho, "a la derecha, Pedro, a la derecha" y yo le digo gritando, "a la derecha no, derecho, derecho", y Carmen insistía, "a la derecha, Pedro, a la derecha", a lo que Pedro bramaba al volante, "pero si no hay nada a la derecha, dónde voy a ir", "a la derecha" insistía Carmen y yo me desgañitaba al otro lado del móvil, chillando por la habitación de la clínica, "derecho, Carmen, derecho, quiero decir, todo recto, recto".


Os podéis imaginar que hacerlos llegar hasta la clínica, fue un poco diálogo de locos, y más teniendo en cuenta que para llegar hay que pasar un montón de rotondas con desvíos a derecha y realmente había que seguir derecho. La gente me miraba por la habitación y se quedaban un poco incrédulos al oír solamente el 50% de la conversación y yo sólo decía "derecho, derecho". Opté por salir fuera del hospital para intentar verlos llegar, y la verdad que me tuve que alejar bastante hasta que los vi pasar por una dirección equivocada, pero por suerte, finalmente lo conseguimos.

Una vez pasado este susto y con los nervios que llevaban a flor de piel, nada se disipó al ver a su nieta por primera vez, después de tenerla en sus brazos (la abuela sólo, el abuelo no está preparado todavía) estaba tan nerviosa que por curiosidad le dije: "Carmen, me imagino que un día como el de hoy no lo olvidarás facilmente, por qué ¿qué día es hoy Carmen", Carmen intentando aportar mucha seguridad en sí misma, dijo: "pues claro, qué te crees, hoy es 13 de julio". Todos nos pusimos a reír como locos y Carmen, un poco aturdida, se dio cuenta de la metedura de pata, June había nacido el 9 de junio.

martes, 19 de julio de 2011

Esos ojos que miran



Cuando unos ojos con apenas horas se abren y se mantienen abiertos por un rato es una sensación mágica. Los miras buscando que te miren, pero sus dos ojos negros, bañados de un azulado gris, tienen la mirada perdida, como si no entendieran bien que es todo lo que ven.


Mirarla y sentir su pequeñez y simplicidad llenaba de fuerza cualquier momento, Ana ya se levantó sin haber pasado casi 24 horas, se la veía fuerte y con un brillo en los ojos que competían con los de su hija, daba gusto verlas juntas, era un lujo ser espectador de estos momentos.


Vestirla era todo un experimento, le sobraba ropa por todos los lados, y aunque intentábamos sacar sus manitas fuera de la ropa, una manga es una manga e intenta recobrar siempre su forma original. Sus primeras horas fueron muy buenas y además nos deleitó con esos ojos que miran.

lunes, 18 de julio de 2011

10 de junio: Feliz cumpledía



Amanecía un 10 de junio en la clínica de Montecanal, todavía no habían hecho ni 24 horas y ya el sueño y la vida se había trastocado como cuando a un reloj de arena le das la vuelta. Ana dolorida de sus puntos aguantaba como una jabata el envite de la primera noche. Las enfermeras se llevaron a June sobre las 12 de la noche y nos la trajeron a las 6,30 de la mañana, apenas horas, apenas tiempo, pero en su rostro la vida iba cambiando su tez y sus formas.


Todo le quedaba grande, su gorro, su ropita de recién nacida, todo parecía de talla XXL, sus ojitos permanecían cerrados y parecía descansar de un cansancio que compartía con la madre. Mirarla era un lujo, creérselo otro. Alguna lágrima a escondidas recorrió mi mejilla mientras la miraba, de mis ojos secos de llanto, no por gusto, pero sí por la biología. Ahora esa lágrima de amor sacaba de mi interior lo que de otra forma no se podía quedar dentro. Miraba a June y era feliz. Miraba a Ana y me sentía mucho más feliz.

viernes, 15 de julio de 2011

June vs Queen y su ramo de flores



Muy pronto llegó su primer ramo de flores, en un rosa intenso y con un aroma que inundó toda la habitación, se lo habían mandado desde Vitoria sus tíos Esteban y Sergio, en el sobre venía un escueto "Queen" en honor a su gata, aunque luego nos confesaron que querían haber puesto también "Pinfly" en detalle al primer gato que le regalé a Ana y al que Esteban le tenía especial cariño. Un regalo de Queen a reina.


(Curioso que hayan separado el nombre de Montecanal en dos palabras)

jueves, 14 de julio de 2011

June vs tío Pedro Ignacio



No habían pasado más que horas cuando Pedro Ignacio, el gran Pedro Bignacio, nada más salir del trabajo se cogió el coche y se presentó en Zaragoza desde Vitoria, en un tiempo que no cuadra con las señales de 110 que había entonces en la carretera. No habían hecho más que llegar mis padres y él desde Vitoria ya estaba aquí, sus padres y los padres de Ana, en teoría también habían salido de Vitoria pero les debió de pasar como una bala y realmente meritorio, también fue cuando consiguió llegar a la Clínica Montecanal sin perderse, todo un logro en una clínica que está in the othe side of the world. Gracias Pedro.

miércoles, 13 de julio de 2011

La línea de la vida



"Y aún la gente pregunta que son los milagros" me decía Josema cuando tomaba por primera vez en brazos a June, y no le faltaba razón, si eliminamos el concepto religioso de la palabra y nos quedamos con la idea de un suceso o cosa rara, extraordinaria y maravillosa, nacer es sin un duda un milagro. Se estima que hasta un 50% del total de los óvulos fecundados mueren y se pierden antes de que una mujer se de cuenta de que está embarazada, una vez que se conoce el embarazo todavía hay un 10% de probabilidades de abortar naturalmente, y no contamos que en las mujeres mayores de 35 años los riesgos de abortos espontáneos previos aumentan. No es tan fácil, como podemos creer de primeras, tener un niño, más allá de las decisiones que pueda tener cada uno individualmente, que respeto y comparto todas, no es nada sencillo, las madres que deciden serlo y sufren algún sangrado o la pérdida superados los 3 meses saben lo duro que es este viaje en busca de una nueva vida.

El nuestro no fue fácil tampoco, nuestro objetivo era conseguir llegar a una semana más, ni en meses contábamos, varios sangrados llenaron de miedo muchos días, casi cuatro meses en cama, apenas avanzando unos pasos hacia el baño desde la cama, y del baño a la cama, eran una prisión gustosa que siempre tenía el miedo de la guadaña por barrera. Cuando se pasan más meses no deja de ser difícil, diabetes gestacional, ciática, y un montón de pequeños incordios no hacían mucho más fácil los temblores antes de una eco o de una visita ginecológica. Dentro de la tripa de la madre después de 35 semanas y media el panorama no era mucho mejor, la línea de abajo de la fotografía marcaba las contracciones, la línea de arriba, la de la vida de un ser que había emprendido una carrera y llegar a la meta, una vez más, no podía ser fácil. La línea de la vida es tan sólo una línea que separa dos abismos enormes, el del sufrimiento y el de de la suprema felicidad, la línea se tensa o se destensa y al final siempre cae de alguno de los dos lados, y lo malo es que sólo hay uno bueno.

Ya no te cambio



La sensación de un parto es algo muy curioso, bajas con tu mujer por un ascensor estrecho ocupado plenamente por la cama que ocupa ella y mientras llegas a los quirófanos sabes que por más que quieras no la puedes reemplazar en este momento, bajo su tripa un ser deseando salir, sin cara, sin gesto, sin mirada, sin nada que me diga "esta es mi niña". En el quirófano las sensaciones no cambian mucho, al ser una cesárea parapetan a la madre con una protección lateral que estando sentado no te permite ver nada más allá de debajo de sus hombros, su cuerpo parece que no está, es como en los trucos de magia en los que meten a la ayudante en una caja que luego sierran por la mitad o atraviesan con sables y donde lo único que se ve de la mujer es la cabeza y una mano. En esta situación los médicos, hurgan entre la tripa con gesto de esfuerzo y evidentes movimientos bruscos, bastante tiene uno con mirar a los ojos de su mujer no entendiendo como no le puede doler lo que está sucediendo, el milagro se llama epidural y ser madre.

Aunque no quieres mirar lo que sucede, por el rabillo del ojo izquierdo y aunque tu mente se niega a procesar esa visión, ves como salen cosas rojas y largas que se lanzan a los laterales, hasta que el médico saca algo enganchado por el cordón umbilical, ha aparecido de repente, al igual que el conejo de la chistera del mago, un leve llanto y se la llevan corriendo, aquello que estabas esperando tanto ver, apenas lo has visto, hasta dudas que lo que has visto sea real, cuando a los pocos minutos te la traen y te muestran su cara morada para que padre y madre le den un beso, intentas buscar que te diga algo, que un gesto te explique quién es, y cuando ya en la habitación, con apenas minutos, la dejan sobre el pecho de la madre, nada te dice, más que su tranquilidad, que es aquella cosita, que durante ocho meses y medio ha compartido nuestra vida desde el interior de su madre, pero todo me da igual, sea lo que sea, con veinte dedos o con veintiocho, sea un truco de magia o la vida misma, lo que tengo muy claro es que ya no la cambio por nada del mundo.

June vs Daniel



Daniel, el hijo de mi hermano apareció pronto por la puerta de la 102, entró en la habitación y él que se esperaba encontrar a su prima poco menos que jugando y bailando se encontró con una habitación de hospital, con goteros, sábanas blancas y esparadrapos, no era precisamente la sensación que estaba buscando, se le cambió un poco la cara, como a cualquier niño que lo llevas al médico, el poder de la bata blanca es tan grande que les cambia el humor. Ayudado por su madre se acercó a ver a June y en su mente pensó que era demasiado pequeña para jugar con ella, así que al medio segundo ya estaba haciendo otra cosa.

Su madre, hábilmente, le había traído un regalo que escondió en la camilla que traían a June diciendo que su prima le había dejado un regalo en la habitación, giró su cabeza de una lado a otro de la habitación como un poseso hasta que dándole pistas dio con el paquete, se tiró al suelo y lo destrozó, esperando encontrarse con un Power Ranger, pero cuando lo abrió del todo su regalo era una toalla de Bob Esponja, la miró bien y sumó una nueva frustración, se levantó y se sentó en el sofá con rostro serio, hoy no era su día, ni podía jugar con su prima y encima le regala una toalla, en fin, otro día será.

June vs abuela Maribel & abuelo Marcelino



Una de las primeras visitas fue la de sus abuelos, mis padres, los dos estaban emocionados, mi madre encantada de tener una niña como nieta y mi padre a su manera. Los dos anonadados viendo como con tan sólo horas de vida June ya se enganchaba a la teta de su madre, y a unos padres o abuelos no hay cosa que les haga más dichosos que ver comer a su familia. Pronto empezaron los vaticinios premonitorios, "ya te dije yo que iba a venir antes", "ésta va a ser de teta, te lo digo yo", "la frente es Goñi, como su padre", y tantos otros, que contienen poca razón, pero mucho corazón.

martes, 12 de julio de 2011

Feliz cumplemes



A pesar de que tengo que subir un montón de fotos de otros días no puedo por menos que poner una foto de June con su primer mes de vida. El sábado pasado, celebró su primer cumplemes.


Pasó un día muy tranquilo, no quiso comer tarta y optó por la teta de su madre (que tampoco debe ser mal dulce) y algún biberón de complemento, ni le tiramos de las orejas, ni le regalamos nada, pero ella tampoco quiso soplar su tarta.

Un día imborrable



Hay días que no se olvidan en la vida, y un 9 de junio de 2011 menos. Los días en sí mismos no son nada, de nacer un día antes u otro después poco importa, pero el llegar a la vida si que es un motivo para recordar. Mientras en el mundo y en España la gente se pelea por el poder y aniquilan los recursos del planeta en el que vivimos, a mi, sólo me importa una fecha para recordar. Mi corta memoria apenas retiene dos números de teléfono, la dirección de casa de mis padres y 2 ó 3 fechas de cumpleaños, a las que ahora se engrosa una más, una que será muy difícil de olvidar.

lunes, 11 de julio de 2011

Nacimiento June 14: Hubo un antes y un después



Después de cerrar como si fuera una cremallera el área de operaciones me indicaron que tenía que salir, allí deje a Ana, feliz y ansiosa por adelantar el tiempo de volver a ver a su niña. Salí por el mismo camino que había entrado y me llevaron a la misma habitación de antes para cambiarme de ropa, estaba nervioso, apenas podía ser consciente de todo lo que había pasado, todo pasaba por mi mente como fotografías de momentos que nunca se podrán borrar. Me vestí, dejé el disfraz de médico en la silla y salí al enorme hall que hay en el pasillo a la espera de que saliese Ana.

Mientras, suspiré un par de veces para intentar tranquilizarme un poco y llamar a mis padres y a los padres de Ana, en ellos sorpresa, nervios y un "cómo no me lo has dicho antes", avisé también desde ahí a mis cuñados y hermano y hay cerré el círculo. Me sentía lleno, con una fuerza por dentro que no se puede medir, todo había salido bien, las dos estaban bien, lejos quedaba ya el temor cuando meses atrás decidimos no hacer la amniocentesis por el riesgo de perder a June, aún a sabiendas de posibles defectos en el nacimiento o malformaciones. En un segundo se resolvió todo, en un segundo cambió nuestras vidas.

Ana volvió a aparecer montada en su cama de Robocop, según me contó luego, la epidural le había dejado tan dormidas e insensibles las piernas que cuando se las levantaron para pasarla de una cama a otra creía que esas piernas no eran las suyas y se sentía como un maniquí que manejaban a su antojo. Sobre la cama se le notaba cansada pero muy contenta, a ella también le cambiaron el camisón por un uniforme más quirúrgico. Tomamos de nuevo el camino del ascensor hacia la habitación, ahora todo se mostraba distinto, había algo en el ambiente muy diferente, el pasillo de flores que nos guiaba a la habitación se mostraba más luminoso que nunca y se reflejaba en nuestros ojos chispeantes de felicidad.

Abrí la puerta de la 102, como quien abre la puerta de casa, y el enfermero aparcó con habilidad la cama en su sitio, dejándonos solos durante unos minutos a la espera de que nos trajeran de nuevo a June. Durante ese tiempo vivimos una sensación muy especial, curiosamente Ana no había cambiado nada su cara cuando June estaba en su tripa, que ahora que estaba fuera, algo muy indefinido pero bonito nos sobrevolaba e inundaba de amor. Hubo un antes y un después, pero seguíamos siendo los mismos.


Antes


Después


Nosotros

Nos quedamos mirando durante un rato y felicitándonos mútuamente, poco había hecho yo, pero bueno. Ambos éramos conscientes del mundo que se nos abría y por más que te prepares, nunca te lo puedes creer del todo, juntos nos sentíamos que habíamos hecho algo bueno, algo que nos acompañará por mucho tiempo y nos notamos más unidos que nunca, a sabiendas de que nos faltaba June.


Imbuidos estábamos en nuestra ensoñación paterna, cuando la puerta se volvió a abrir, June venía en un carrito empujado por una enfermera, todos nuestros ojos fueron para June. La enfermera la tomó con delicadeza y la posó sobre el pecho de su madre abrigándola en la medida de lo posible, mientras se marchaba, June se quedó tranquila con su piel rosácea sobre la piel de su madre, que emocionada apenas podía verla por el ángulo de visión más que con el rabillo del ojo. Por un momento, me sentí que sobraba, pero me di cuenta de que era el único privilegiado que podía asistir a un momento tan íntimo.

Cuando nos quedamos solos, los tres, a dos se nos humedecieron los ojos, pero los dos intentamos ocultárnoslo, era tan bonito ver a June, ver como con minutos de vida se agarraba a su madre como si fuera su mejor colchón, con su pelo todavía mojadito y con un ridículo gorrito que parecía cualquier cosa. La miramos y nos pareció preciosa, tirando por tierra, una vez más, o haciendo buena mi teoría de que los niños al nacer son todos feos, pero provocan un efecto hipnótico en los padres, en los que provocan una alteración de la visión y de la percepción de la realidad, provocándoles que los vean como la cosa más bonita del mundo. Tres corazones latían en esa habitación al mismo compás, tres diferentes deseos se complementaban en un mismo momento, y mientras la madre se sentía orgullosa de lo conseguido, la hija aspiraba sus primeros segundos de vida, el padre no habría sabido describir de otra forma mejor la felicidad. Os quiero a las dos.


Toda esta historia la escribí durante esos días en que nació June en el hospital, entre descansos, con mucho cansancio, pero con la ilusión de no olvidar nunca lo que había vivido esos días, segundo a segundo casi. Para que cuando lo leas June recuerdes lo que apenas tu memoria te dejaría recordar.

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