lunes, 13 de mayo de 2013

Nacimiento de Naia 06: La cuenta atrás



Pasaban los días, pasó el cumpleaños de Ana y en la última consulta que tuvimos con Jorge Iranzo, hubo que tomar una decisión. Ana no dilataba, Naia podía estar cansándose dentro intentando empujar y al no poder acabar fatigándose. Teníamos que tomar una decisión, o cesárea cuanto antes o esperar que dilatase aún a sabiendas de que era bastante improbable que no hubiera que acabar con una cesárea. No lo dudamos, cesárea cuanto antes. El sábado 27 de abril fue el día que comenzó la cuenta atrás para el nacimiento de June.


Ese sábado el Heraldo llegó como todos los días, las noticias del paro seguían siendo alarmantes, Rajoy se seguía escondiendo sin dar la cara y el Zaragoza seguía luchando por una salvación que cada día se le ponía más difícil. Amanecía ese sábado, los nervios no se podían evitar y nos levantamos intentando no hacer ruido para que no se despertara June.


Para más emoción, justo el día anterior leemos una noticia en la que nuestro y nuestra matrona habían tenido un juicio por una supuesta negligencia en un parto. La sentencia absolvía a Jorge, pero culpaba a Ana Pintos de la negligencia en el momento del alumbramiento. Mentiría sino dijera que se nos pusieron los pelos de punta, pero confiábamos en Jorge, no habíamos tenido ningún problema con él, y además no nos quedaba otro remedio.


Salimos temprano de casa mientras el día luchaba por hacerse protagonista después de una noche un poco lluviosa. Estábamos tranquilos, pero con la procesión viajando por dentro, como no puede ser de otra forma, nuestras cabezas se concentraban en el día que se nos veía por delante, y el corazón palpitaba fuerte por unos nervios que no se podían evitar.


El jardín de enfrente de casa lucía verde gracias a las gotas de lluvia que se dejaban iluminar por los tempranos rayos de sol. La ciudad olía muy bien a ese olor a hierba mojada. Arrancamos el coche, dejando atrás a nuestra hija dormida y cuidada por sus abuelos y marchando dos para, si todo iba bien, volver uno más a casa.


Por el camino, que hacíamos muy tranquilos, escuchando música bajita, hablando para no crear nervios y pensando sin pensar, los signos nos perseguían, en varios momentos nos cruzamos con unas cigüeñas que nos recordaban cual era el destino de nuestro viaje.


Después de esperar un rato a que en recepción del Hospital de Montecanal nos hicieran la entrada, nos llevaron a la habitación 221, en la segunda planta, pero con la advertencia de que en el momento que quedase una habitación libre nos bajarían a la primera planta, con un poco de suerte nos tocaba en la que estuvimos con June que era la 102.


Ana poco a poco se fue preparando, era un poco raro eso de saber a qué hora más o menos vas a dar a luz, así que la ansiedad es un sentimiento que desde luego no se tiene. Se vistió con el fenomenal camisón que le dieron en el hospital y procuró dejar bien guardada una ropa de embarazada que muy pronto iba a pasar a la historia.


Ana Pintos llegó enseguida, le colocó la vía en la mano y la dejó monitorizando, para comprobar que Naia seguía todavía en perfectas condiciones. Algunos enfermeros entraban y salían haciendo las pruebas de rigor, todos con un trato muy agradable y mientras, la maquinita seguía dándonos ese ruido suyo tan característico.


Tras salir el resultado de los cintos, llegó Jorge y nos avisó que en breve nos bajaría, era sábado, y la jornada para él era relativamente tranquila. Durante un tiempo la habitación se lleno de un sentimiento de espera, de nervios contenidos y con el miedo y el deseo de que se abriera la puerta y se iniciase el comienzo de Naia. Ya poco quedaba para la cuenta atrás.

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