Ahora los días tienen más sentido, las oscuras sombras se difuminan a la mañana a la luz de sus ojos, como un capitán que recobra su rumbo en una brújula que sentía extraña, mi vida, más que nunca comienza con una sonrisa que me devuelven doble mis dos alegrías.
No hay herida, no hay pesar, no hay nada que no se cauterice con su presencia, entre la inocencia recién llegada y la bondad de un gran corazón, nuestra casa se ha llenado de una sonrisa nada pastelona, de mil anécdotas que el tiempo se encarga de borrar por la llegada de otras mil y de sueños por contar a dos ojos que te miran sólo pidiendo cariño.
Me miran, mis dos alegrías, y no sé que devolverles, siempre me siento en deuda, que gustoso no olvido y avalo con mi vida, pero hay compromisos difíciles de saldar, cuando esos se clavan en uno, unos con el amor de pareja, los otros con el brillo de la esperanza, y las dos juntas con la alegría de saberse ambas vencedoras en un tiempo en el que conseguir sus deseos no fue fácil.
Las miro y sé que son mis dos alegrías.
04/12/2011