En un mes tan completo de cumpleaños como es el de junio en nuestra familia, hemos tenido que unificar cumpleaños para no acabar comiendo tartas día sí, día también. Primero tocó el cumpleaños de la abuela Maribel, el 2 de junio, y los cumpleaños de Daniel, el 7 de junio, y June, el 9 de junio, los agrupamos en un día de celebración, y lo celebramos el 10 en casa de mi hermano.
June estaba feliz y radiante, no paraba de un lado para otro, corría detrás de su primo quitándole los juguetes y sin perderle de vista, aunque las piernas de Daniel sean alargadas y resultara difícil pillarle. Pronto tocó abrir los regalos, a lo que June se prestó encantada, todo lo que sea romper y romper es un placer para ella.
Sus tíos le regalaron un traje de baño para que lo estrene en las playas de Asturias y que le proteja del sol lo más posible, June no sabía muy bien lo que era, pero se encontraba feliz de la vida, notaba que ese día algo iba con ella y la felicidad le salía por los poros.
Llegó el momento de las tartas, June no abandonaba lo que había sobrado de un recortable que le habían regalado a su primo Daniel, lo llevaba a todos los lados como si fuera su más codiciado tesoro.
Le compramos una tarta de tiramisú en la que por supuesto se nos olvidó llevarle una vela con el número uno y tuvimos que improvisar con una vela que tenía su tía en casa y que parecía un islote en medio del mar, no obstante con un palillo tallé sobre el cacao de la tarta su nombre y el número 1 para que no faltara ningún detalle.
Daniel rápidamente se apostó frente a las tartas, sobre la suya, una tarta enorme con un dibujo de un astronauta al que ya se le habían comido la cabeza y la nave espacial en la fiesta de cumpleaños que tuvo con sus amigos el día anterior, y June sin prestar mucha atención a esos dulces que al no tener forma de potito, no le atraían nada.
Encendimos las velas y todos al unísono comenzamos a cantar el primer cumpleaños feliz de June, y el quinto de su primo, pero Daniel se apostaba detrás de la tarta y algo tramaba, no os perdáis el vídeo:
Y así fue, visto y no visto, con la picardía que tienen ya con cinco años sopló su tarta y la de June, aunque esta como no era consciente de qué iba la fiesta ni se enteró, su primo luego para consolarla le estiró la mano y le tocaba la espalda como diciendo,
"ya aprenderás bonita, ya aprenderás".
June obviamente no comió tarta, pero lo intentó, su madre le dejó una cucharilla y cuando su madre no se daba cuenta le metía unos cortes a la tarta, hasta dejarla toda triturada, como le gustan las cosas a ella. Así acabamos un cumpleaños, con abuelos y tíos, en un día de calor en el que a cada momento recordábamos su madre y yo lo que había pasado hacía tan sólo un año en la Clínica de Montecanal.