June no es de las que precisamente destaque por pedir de comer, más bien es de las que tienes que intuir por sus gestos o por el reloj que es la hora de comer, pero cuando se le pone el babero y se la coloca en la mesa como antecedente a la comilona sólo permite unos segundos de espera, en el momento que ve que se tarda más de lo debido, comienza a gruñir como si la vida le fuera en ello y no hubiese comido en semanas.
Después de los berridos si llamas su atención se calma, pero poco, en realidad tan sólo la calma que ve a su madre por el rabillo del ojo llegando con su comida y allí está ella, con una manga remangada y la otra no dispuesta a probar la primera cucharada, poner gesto de asco y luego seguir comiendo. Ella es así.
10/06/2012