No hay como estar una tarde de verano en una tumbona al fresquito de la tarde y aprovechando los rayitos de sol que las nubes dejan pasar. June se sentía como una princesa y tenía esa mirada de tranquilidad y su morrito tan singular.
Gesticulaba como una loca, y empezaba a hacer más gestos que nunca, nos parecía verla crecer por momentos y detrás, muy lejos, quedaban ya los días prematuros de su nacimiento y su poco peso.
Allí en la tumbona era la reina de la fiesta, con su madre y Titán arropándola, y ella llamando la atención como una posesa, con su mantita color pistacho a juego con la colchoneta de la tumbona. Magnífica tarde la de Asturias aquel día. De fondo la bicicleta para ir a hacer la compra todos los días y una bolsa de basura con la hierba podada.
Daba gusto verla, y más vivirla, pasaban las tardes de verano más diferentes que nunca, pero una sonrisa cerraba el día al igual que una vela corona una tarta en un día muy especial.
13/08/2011
Las horas se pasaban mirándola embelesados. ¡Qué gozada!
ResponderEliminarVamos, cayéndosenos la babita.
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