Por un segundo le he dado la espalda, craso error, siento en mi nuca un suspiro profundo que aspira todo el aire del salón, en milésimas de segundo un llanto lastimero altera mi cuerpo paralizado, que por un segundo creyó que en esa posición estática resolvería el problema, el volumen poco a poco sube y sube y sube, me doy por perdido, quiero seguir conservando a los vecinos.
Me vuelvo y esbozo la mejor de mis sonrisas, el llanto baja y baja y baja el volumen, pero muy poco a poco, sus ojos se desintrestecen poco a poco, pero muy poco a poco. Mantengo la sonrisa y la subo, y la subo y la subo, esperando ecualizar la escena.
Al final lo consigo, y me quedo prisionero junto a mi niña, si no fuera por lo que la quiero, diría que nos tiene secuestrados.
03/09/2011
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