Habíamos llegado al 20 de abril, el cumpleaños de Ana, pero a Naia parecía que no le gustaba eso de tener que compartir tarta de cumpleaños el mismo día. Ana se encontraba bien, ya sin el miedo de un parto prematuro su vida había cambiado un poco, pero la espera se hacía un poco dura, los últimos temores afloran y la cuenta atrás no deja de tener cierto nerviosismo. Pero ese día era especial, era el cumpleaños de mami y lo celebramos casi toda la familia juntos.
Ana me pidió de regalo de cumpleaños que le hiciera fideuá, y así lo hice. Sólo os puedo decir que habló muy poco durante la comida, ya que casi todo el tiempo estuvo comiendo y rechupeteando el pescado y los langostinos. No pudo tener mejor regalo.
Para los demás también había preparado un pollo casero al chilindrón, muy típico de aquí, pero que no lo había preparado nunca y la experiencia parece que resultó muy buena. Pedro Hipólito custodiaba la mesa al fondo con aparente melancolía pero que tenía más que ver con el sueño que con la poesía.
La abuela mientras se había levantado con rapidez para disfrutar de sus dos nietos. Todos teníamos una cosita en el estomago con la espera de Naia. Todos deseábamos que fuera lo antes posible y a todos se nos hacía duro que antes quisiera salir tan rápido y ahora apenas Ana tenía contracciones, pero poníamos paciencia y buen humor para enjuagar los nervios.
A la hora de la tarta, que por cierto estaba espectacular de Los Mallorquines, nos juntamos todos a la mesa. June y Daniel que habían comido rápido para poder corretear por ahí, y regañarse, mientras tenía la tablet uno o la tenía el otro acudieron al postre con la ansiedad del que no ha comido nada nunca. Era el cumpleaños de mami, y para June era un día especial.
20/04/2013