Aquel día, uno antes del cumpleaños de su madre, June se encontraba divertidísima. Nos tocaba cambiarle el pañal y resultaba casi imposible, y mucho más intentar ponerle el pijama. Se nos escapaba, huía, corría de lado a lado de la cama con su body de dos tallas mayor, provocándonos risas y un rato increíble.
Le dio por bailar, por cantar, por sinarse las narices, por hacer que se limpiaba el culete, por querer quitarme la cámara, y todo con una sonrisa de lado a lado que nos tenía enamorados. Todo para convertirse en el cambio de pañal más largo del mundo, pero sinceramente mereció la pena.
Os dejo con un vídeo que no tiene desperdicio y que cuenta claramente lo que os digo:
19/04/2013
Impresionante, mi niña!!
ResponderEliminarQué gozada verla!!!