La mañana en Vitoria era fría, muy fría. Noviembre apretaba con fuerza y obligaba a abrigarse bien. En casa se estaba mejor, pero había que ir a ver a su primo Unax jugando su partido de fútbol y de paso pasar una agradable mañana con tíos y primos para compensar el frío de fuera.
Unax aguantaba el frío desde la portería, con su número 1 a la espalda apenas no miraba, pero sabía que estábamos ahí, y eso le gustaba. Su soledad la consolaba con nuestra compañía y mientras venían los balones y los goles por un lado y por el otro.
Para Uxue el partido de fútbol era lo de menos, ya había visto un montón de los de su hermano, y eso de ir detrás de un balón tampoco lo ha entendido siempre muy bien. Pero ahora tenía todo lo que quería, a su prima June para ella sola. Desde que llegó le dio la mano, June miraba la mano y la miraba a ella, no sabía muy bien que pasaba pero le gustaba.
Poco más de dos segundos tardó June en salir de la silla, la dificultad consistía en intentar frenarla y que no entrara en el campo de fútbol, y por supuesto de eso se encargaba Uxue, que se encargaba de no soltar a June ni a sol, ni a sombra. Las dos juntas estaban preciosas.
Sus tíos, vivían la emoción del partido y animaban a Unax cada vez que se acercaba un balón. La tensión en estos partidos siempre es evidente y el ser padre tiene un plus de peligrosidad.
El abuelo lo llevaba diferente, siempre a distancia que es desde donde se controlan bien las cosas. Ahora grito a Unax para que se pare el balón, ahora grito a las nietas para que me digan algo.
Así acabó una mañana de fútbol, entre patadas a balones y abrazos de primas. Una buena mañana de un frío noviembre.
24/11/2012
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