viernes, 31 de mayo de 2013

Episodio 7: El adiós del osito dormilón



Por fin June había caído, el sueño ya convertido en agotamiento había podido con ella. Lo que los mortales no habías conseguido, Morfeo se lo había llevado. Ahora en su cuna respiraba con fuerza dormida como un tronco. El comedor se había quedado silencioso, como vacío aunque estábamos cuatro personas. Tan sólo se habían quedado sus juguetes por el suelo y entre ellos su osito dormilón naranja.


Un osito que le guiñaba el ojo deseándole buenas noches.

21/12/2012


Naia vs Josema, Cris y sus girls



De los primeros en venir a conocer a Naia fueron José Manuel, Cris y sus dos preciosas niñas mellizas que no paran de crecer, Paula y Claudia. Era una maravilla poder verlos a todos juntos, aunque últimamente por trabajo nos hemos visto un poco más, siempre es una pena no poder compartir más ratos en su compañía.


A Cris se le veía excepcional, a pesar de estar pasando por un nuevo reto en su vida, su cara lucía con una fuerza especial. Era bonito verla tan fuerte y en sus brazos a Naia sin dar ningún mal. A ella en su momento le tocaron dos de golpe y no hay más que verlas para darse cuenta de lo merecido del esfuerzo, ya casi son dos mujercitas.


Aprovechamos para reírnos un rato, y yo para salir en una foto junto con Naia, que al estar siempre detrás de la cámara uno siempre es el menos fotografiado.


Naia estaba dormida con los dos puños cerrados y emitiendo algún sonido de vez en cuando, pero poco más. En brazos de Cris se sentía cómoda y no le faltaba razón.


Una maravilla de visita que intentaremos repetir pronto pero con más tranquilidad y disfrutando un buen rato con esta familia que es de lo mejorcito que tenemos a nuestro lado. Un beso a los cuatro.

28/04/2013

jueves, 30 de mayo de 2013

Cumpledías feliz



Hay 24 horas que no se olvidan con facilidad, ya habrá tiempo para que se borren los detalles, pero un día después, sobre la misma hora que había nacido Naia, todavía me emocionaba con sólo recordarlo. Y hasta por un momento, se mezclaban muchas sensaciones y todas increíbles.


Un día había pasado, era su cumpledías, era nuestra niña Naia.

28/04/2013

Episodio 6: Carmen y June, abuela y nieta



June por fin volvió a quedarse un poco tranquila, un nuevo trozo de pan en la mano, su cuerpo sobre la mesa del comedor y su abuela custodiándola a su lado y sin perder detalle de su nieta.


Era para verlas a las dos, la una se reía y la otra le hablaba queriendo poner una banda sonora de palabras a cada movimiento, a cada gesto a cada suspiro. Sus sonrisas eran un coro generacional, June las empezaba y su abuela las terminaba.

 

Los primeros bostezos comenzaban y un poco de esperanza se dibujaba en nosotros, tal vez ahora ya se fuera a dormir. Cualquiera le decía a su abuela que no le diera conversación, era mejor mirarlas.

21/12/2012


miércoles, 29 de mayo de 2013

Episodio 5: La resurrección de June



De repente, sucedió lo peor, el trozo de pan que parecía que la había amansado se convirtió en el verdadero bálsamo de Fierabrás y como si una sobredosis de adrenalina hubiera entrado por sus venas, June se despertó, resucitó de su letargo y todo volvió a empezar, las risas y los viajes, el orden poco importa, el cansancio sí.


Aquí la podéis ver en el momento en que todavía le quedaba algo de pan mágico, ya le estaba haciendo efecto y sentada de nuevo en su sofá nos señalaba como si fuera una estrella del rock y solicitase que hiciéramos la ola. La muñeca se había rendido y yacía furibunda sobre el parqué de la casa.


Comenzaron los viajes del sofá de un lado para otro, entraba en la cocina y volvía a entrar en el comedor. No había obstáculo que la frenara, y si lo había, que se preparara.


Y tanto, ya que June lo cogía con una mano el sofá y si no subía por las buenas en su alfombra-colchoneta de colores, subía por las malas. Por el camino había recuperado a la muñeca que llevaba en una mano con poco cuidado y precaución, en ese momento, para la muñeca, la montaña rusa del Dragón Khan era una atracción infantil.


Y así siguió, y siguió, y siguió durante un buen rato, cansándonos a todos y esperando que acabara agotada para acostarla lo antes posible.

21/12/2012


Comida, siesta, teta y resiesta



Al mediodía Naia descansaba con placidez, coronada con su nombre y medidas, y sólo dando mal cuando tenía hambre. Su madre esperaba ansiosa poder reponer algo de fuerzas, el desayuno había sido triste, propio del día después de la anestesia epidural, un pobre café y una solitaria galleta. A pesar de que los dolores eran fuertes, ya se habían acabado los calmantes, Ana se sentía con fuerzas y se incorporaba mucho antes que con la anterior cesárea.


A la hora de comer se levantó como un resorte y con algo de ayuda, pero para su desgracia el puré estaba realmente malo y el segundo plato no era mucho mejor. No había más que ver su cara para entender que no estábamos ante el plato de su vida.


Después llegó la siesta, daba gusto ver a las dos, durmiendo plácidamente, la una bien tetada, la otra mal comida. En ese sopor que se crea en la mitad del día me convertía en un espectador de lujo viendo a mis dos niñas dormir ajenas al mundo. Mi otra niña comía en casa de su abuela llamando a su madre y a su padre todas las mañanas.


Poco duró la paz, enseguida se despertó Naia, la intenté calmar para dejar descansar un poco más a su madre, pero Naia no estaba por la labor, el hambre apretaba a sus jóvenes e infantiles tripas y su llanto despertó enseguida a su madre, que parecía que dormía pero tenía el radar conectado las 24 horas.


Después, para Naia llegó la resiesta, pero no para su madre, que le tocaba empezar a recibir las visitas de la tarde. En la habitación se llenaban los sueños de amor y hambre.

28/05/2013

martes, 28 de mayo de 2013

Primer día, día de San Prudencio



El segundo día de vida de June amanecía con un color diferente, la habitación no había cambiado, el cansancio acumulado continuaba y las llamadas seguían en el móvil como un goteo diario. Mientras en Vitoria, tíos y primos disfrutaban del día festivo de San Prudencio que amanecía con lluvia y caracoles a partes iguales. Para nosotros el color de Naia lo iluminaba todo.


Por la mañana nos la traían lavada, aseada y con ropa nueva. Era todo un disfrute mirarla de nuevo sin la oscuridad de la noche. Por momentos iba cambiando poco a poco. Nos dijeron que tenía un poco de color amarillo y que era bueno que le diera el sol, así que aprovechábamos los primeros rayos que se colaban por la ventana para dirigirlos sobre su cuerpo.


Era tan pequeña y frágil que daba hasta cosa mirarla, nos quedábamos embobados contemplando a la recién llegada a la familia. Mientras la mirábamos nos acordábamos de su hermana y de cómo se habría levantado y desayunado, la echábamos mucho de menos, pero estaba en buenas manos.


Casi como las de su hermana que a pesar de ser tan pequeña, las tenía perfectamente formadas, como las de un adulto en pequeñito. Las tenía bien cerradas y si por casualidad dejabas un dedo cerca lo agarraba con fuerza, como si no fuera a soltarlo nunca.


Parecía que tenía más pelo que su hermana al nacer, y más oscuro. Atendía rápidamente a cualquier estímulo y buscaba entre las voces nuevas que oía y que le traían recuerdos de ecos lejanos que se escuchaban desde su refugio interior de hacía pocos días.


Ahí estábamos, empezando un nuevo día, fresco y lluvioso, pero que no nos impedía celebrarlo por Naia y por San Prudencio, despacito y bien como los buenos caracoles.

28/05/2013

Episodio 4: Con el pan llegó la paz



Aquel trozo de pan llegó como el bálsamo de Fierabrás para calmar su espíritu. Después de estar sin parar de un lado para otro, acarreando su sofá de habitación en habitación y saltando sobre él como si fuera una colchoneta, después de haber arrastrado a sus abuelos al suelo para que compartieran juegos con ella, después de todo un trozo de pan entregado en el momento justo parecía que la calmaba.


Empezó a tomarse su trozo de pan pegada a la librería. Más que comerlo lo rechupeteaba y de vez en cuando algún trozo caía para dentro. Era gracioso mirarla después de una tarde-noche de tantas risas.


Su mirada poco a poco se iba apagando y sin ella casi darse cuenta su cuerpo se deslizaba buscando la horizontal. Todo lo hacía en silencio, como si ella estuviera sola en el comedor.


Poco a poco su cuerpo se despegó de la librería y se dejó caer sobre el tapiz de colchonetas de colores, eso sí, sin soltar el preciado trozo de pan que había conseguido narcotizar a la fiera.


De vez en cuando se intentaba incorporar, pero el cansancio ya hacía mella sobre su pequeño cuerpo, no obstante siempre tenía fuerzas para una sonrisa. Después de comprobar los efectos de este pan, que me digan donde puedo comprar unas cuantas barras.

21/12/2012


lunes, 27 de mayo de 2013

Episodio 3: Abuelos por los suelos



June lo que se dice mandar, manda mucho. A nada que se despistaron sus abuelos, y en un rápido movimiento de mano ya les había ordenado que se sentaran a sus pies, sobre su tapete de juegos. Su abuela Carmen obedecía con aplomo mientras no soltaba el móvil atendiendo la llamada de algún familiar. Su abuelo Pedro sin ninguna dificultad se había dejado caer sobre el suelo sin problema, de hecho estaba en la gloria.


Pero ahora June había decidido que sus abuelos se tenían que levantar, mientras Carmen que seguía con el teléfono y como no se enteraba de que iba la fiesta esquivaba los ataques de las órdenes de June. Por contra, Pedro Hipólito le había entendido perfectamente, pero su cuerpo no quería obedecerle, lo intentaba pero a mitad de camino, se tronchaba y se dejaba caer. Pero como June mandar, lo que se dice mandar, manda mucho, no paraba en su empeño y al final, lo consiguió.


Ver a los abuelos por los suelos, hace precioso que cuando uno se hace mayor recupere el niño que lleva dentro, aunque no le deje levantarse luego del suelo.

21/12/2012


Feliz cumplemés Naia



Parece mentira, pero ya ha pasado un mes, un mes que cambia una vida, un mes con noches cortas y días que no acaban. Un mes con la sonrisa sin aparcar y la alegría que no se va. Naia nos ha regalado su compañía, su amor por la teta que no suelta de dos en dos horas como mucho, su tranquilidad que combina con la de una hermana que no para. Mañanas, tardes y noches de un mes inolvidable.


Nació con 2,985 kilos, salió con 3,040 kilos y después de un mes ya ha engordado 640 gramos, se nota que se pasa la vida enganchada a una teta y los esfuerzos de su madre que paga en sueño y agotamiento el amor materno. Con Naia somos cuatro, con ella la vida se nos ha enfocado de nuevo.


Aquí os dejo con una foto de June con su tata Naia, verla como la quiere, como le da besos y como le dice "así no" o "eso no" alargando la "o" última, ordenando a su hermana que deje de llorar cuando el hambre se le mueve en el estomagillo a su tata. Naia, feliz cumplemés.

viernes, 24 de mayo de 2013

Nacimiento Naia 15: El comienzo de las noches largas



Aquel sábado 27 de abril se estiró durante todo el día. Las horas se hicieron largas e intensas, y aunque el cansancio llamaba al cuerpo, una resistencia, fácil de entender, nos hacía aguantar con una sonrisa en la boca. Por delante la primera noche con Naia, una noche que a pesar de que nos la traían y nos la llevaban para dejar descansar a la madre, acortaba sueños que se hacían difíciles de conciliar recordando todo lo pasado en el día.


Ya por la tarde noche nos quedamos solos en la habitación. Por ruido nuestras respiraciones y el bajo volumen de la tele que distraía nuestros pensamientos. Ana descansaba, con el dolor todavía en el cuerpo, pero por suerte, seguía atada a unos goteros que regalaban a su cuerpo líquidos y tranquilidad.


Las últimas horas del día las pasaban madre e hija, abrazadas la una a la otra, conociéndose, viviendo fuera lo que ya habían vivido por dentro. Sobre el cadencioso silencio se oían las succiones de Naia como si se tratasen de un reloj antiguo, todas a un mismo ritmo y siempre presentes. La noche pronto se hizo dueña, las luces se apagaron, yo acomodé como pude mi sofá incómodo de cama y a su lado compartía un momento precioso.


Sin casi haber cerrado los ojos nos trajeron a June a las tantas de la mañana, tenía hambre y necesitaba a su madre. Como un resorte nos incorporamos a recibirla. Naia se tomaba su tiempo, comía tranquila, aunque todavía su madre no tenía leche, pero eso no impedía la devoción de la hija por su despensa futura. Entre la penumbra, no dejábamos de mirarla, de memorizarla y de vez en cuando un vistazo a los goteros en los que pronto se acabarían los calmantes.


Repetimos el proceso otra vez durante la noche. Su madre se sobreponía al cansancio con el amor de sus ojos, mirar a su niña le recompensaba y calmaba el dolor de una cicatriz todavía fresca. Mientras yo dormía como podía, atento a ellas, a estar pendiente de recoger a Naia, ya saciada y avisar a los nidos para que vinieran a buscarla.


Casi sin darnos cuenta ya estaba amaneciendo, durante la noche se había repetido el mismo rito, y sin apenas compartir 24 horas con nuestra niña, ya habíamos vuelto a comprobar lo que era el calvario de las noches eternas en las que aparcas el sueño para regalárselo a quien más se quiere. Un nuevo día comenzaba con los rayos del sol abriéndose paso entre azoteas de edificios, un nuevo día de una nueva vida en la que ya nada sería como antes. Bendito castigo.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...