Fase I: Que sí, que no, que voy, que no voy
Lo primero es dejarse querer. Una vez que has conseguido llegar hasta arriba disfruta de ese momento, aguántalo lo que puedas. Es todo un placer ver como otros niños tienen que esperar mientras tú estás ahí arriba. Los segundos pasan lentos. Disfruta oteando un poco el horizonte. Aguanta mientras tus padres te gritan: —"¡June, baja ya que hay gente esperando!"—, que bien suena eso. Por un momento tú mandas. Hazte la distraída y de vez en cuando mira al suelo para ganar sensación de riesgo.
Fase II: ¡Qué voyyyyy!
Cuando menos lo esperen lánzate. Si puede ser en el momento justo en que ves que tu padre se acerca hacia ti con no buenas intenciones. Disfruta la bajada. Pon los brazos en posición aerodinámica y abre bien las piernas para frenar en la medida de lo posible la bajada. Fundamental poner cara de velocidad. Todos te miran. Para ti el tiempo pasa rápido, en realidad no se puede bajar más despacio, pero eso importa poco.
Fase III: ¡Qué sigo yendooooo!
Poco a poco la bajada se va realizando. El suelo cada vez se ve más cerca. Fundamental sacar la lengua para potenciar la velocidad y es el momento de poner un brazo también a frenar la bajada para ralentizar todavía más el descenso vertiginoso en cámara lenta. Los niños se desesperan para que por fin llegue abajo, pero todavía queda un rato.
Fase IV: ¡Ay, ay, ay!
El suelo cada vez está más cerca, lo miras y lo miras, y todo tu cuerpo se concentra para intentar hacer el mejor aterrizaje posible. Algunos niños ya se han cambiado de parque o directamente se han ido a tomar la merienda.
Fase V: El final está cerca
Ya tomas la última curva del tobogán, es el momento más importante. Ahora es cuando te la juegas, después de una bajada brillante, aerodinámica, una mala recepción podría ser lo peor para tu imagen y sobre todo para tus pantalones, que a fin de cuentas son los que van a sufrir el impacto. Un par de niñas optan por meterse en una secta hartas de esperar.
Fase VI: ¡Ay, ay, ay!
Por fin entras en contacto con el suelo, para intentar caer lo mejor posible te sostienes con tres puntos de apoyo. Todo el mundo se pregunta se aterrizarás de pie o con los morros por delante. Ya queda menos para saberlo. Un niño que ya había subido al tobogán es retirado por su padre con artrosis prematura.
Fase VII: Prueba conseguida
Finalmente lo logras. Has conseguido caer de pie. Te sientes feliz, te sientes grande. La gente del parque aplaude y ruega para que no vuelvas a subir. Por desgracia sus súplicas caen en balde y con la rapidez de un felino te vuelves a subir al tobogán aprovechando la depresión del resto de los niños.
Fase VIII: No siempre se gana
Consecuentemente con tanta bajada y subida, en alguna en la que June pierde la concentración y olvida alguna de estas técnicas, consigue dar con sus huesos en el suelo. Algún niño se ríe. Algún padre se ríe todavía más. Pero mientras ellos se ríen, June ya ha vuelto a subirse al tobogán.
June, tú no te rindas, colúmpiate.
26/05/2013
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