La clase comenzaba a tocar a su fin, y June era cuando comenzaba a disfrutar más que nunca, rodeada de tantos juguetes, los que tenía y los que quitaba a sus compañeros, se lo pasaba pipa con el único dilema de cuál de ellos soltar cuando sólo se tienen dos manos.
Primero, sobre una colchoneta a modo de trampolín, se fueron tirando todos los niños al agua, a June, cuando la subía su madre, le encantaba quedarse arriba y mirar a todo el mundo, y más que tirarse, se dejaba tirar al agua por los brazos de su madre, mientras comprometía a todos el mundo en su caída.
Luego la colchoneta la colocaron a modo de balsa y subieron a todos los pequeños encima. June, sin darnos cuenta cómo lo hizo, era la única en toda la balsa que tenía bolas de colores y de las que se encargaba muy bien de no perder o que le quitaran ninguna.
La profesora fue regando a todos los niños con la regadera y June se quedaba pensativa ante el suceso, como si no supiera como reaccionar, si reírse, si llorar, o si todo lo contrario, eso sí, sin soltar la pelota.
El resto de niños la miraban con envidia mientras ella miraba la pelota como si recitara el Hamlet de Shakespeare.
Y así acabó el día de piscina, con el sumo dolor de tener que devolver la pelota y no poder llevársela a casa, pero con un baño refrescante que aliviaba el calor que fuera nos estaba esperando.
Y aquí los últimos vídeos:
02/07/2012
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