viernes, 4 de noviembre de 2011

Ecos de vida



El 2 de noviembre de hace un año nos tocaba consulta en la clínica Aisa para hacer una eco y ver que se veía, miedo y nervios en cantidad aguardaban en la amplia sala de espera, poca conversación teníamos antes de oír el nombre de Ana desde lo más profundo de una puerta. Después de los saludos de rigor, Ana a la camilla y yo a una silla, apartado de la tensa escena. Los segundos de silencio eran eternos, las voces no pronunciadas parecían sentencias, en la cabeza todas las posibilidades se barajan, las malas las primeras para ir preparado, las buenas ni se piensan, si tienen que venir vendrán solas.

Por fin llegó un veredicto, veían dos embriones, de los tres que le habían implantado, se veía también alguna hemorragia interna y poco más. Lo de menos era el número, salimos borrachos de alegría y soñando con quimeras futuras, y muy a mi pesar, aportando cautela y cobardía en nuestra conversación. Ahora, visto con el tiempo y la distancia, lo recuerdo con alegría y lo relleno con la felicidad que me negué aquel día, por miedo y por prudencia.

02/11/2010

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