Me sonríe y me mata, achina sus ojos e infla los pómulos, esbozando una sonrisa que le nace de dentro, con su boca desdentada y su lengua retenida. Me sonríe y me mata, con una alegría desbordada y pura, sin matices, sin gradación, plena y sincera. Me sonríe y me mata, y sólo espero que esto sea un recuerdo que no se me olvide nunca.
03/09/2011
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