jueves, 13 de junio de 2013

Dos añitos: sopla, sopla



Por fin había llegado el momento de celebrar el cumpleaños, después de las recepciones y de los regalos, venía la comida y principalmente la tarta y las velas, que le hacían mucha ilusión a June. Poco a poco fuimos llamanto a todos a la mesa y aunque mi padre siempre fue el último como siempre nos conseguimos sentar todos juntos.


June se sentó como los mayores, en una silla y con su sitio, si lo hacía Daniel, no lo iba a hacer ella. Al poco la paz acabó y hubo que dejar los platos un poco aparcados. Naia hizo acto de presencia, ella no quería dejar de faltar a la comida de cumpleaños de su hermana.


June comió un filete de ternera y sus ansiadas patatas. Empezó bien pero pronto paró. Se iba y venía, pero ese era su día y no se le podía decir nada. Después cuando se puso a jugar con su primo Daniel se comía la ternera como si fuera el manjar más bueno del mundo, no dejó casi nada.


Después de los primeros, los subprimeros y los segundos llegaba la hora de la tarta. Cada uno con la suya para que disfrutasen de su momento y de su cumpleaños particularizado cada uno. Para June le habíamos comprado una ensaimada de mouse de chocolate que estaba realmente espectacular. Los dos se apostaron tras sus tartas y las miraban como si fueran los objetos de deseo más preciados.


Daniel frente a su tarta con la vela del 6 encabezando la tarta. Había que ver lo rápido que se me habían pasado sus 6 años, estaba comenzando a entender el mundo y en pocos meses comenzará su etapa en el colegio, una nueva fase que marcará un nuevo ritmo de día a día, sin estar tanto con los abuelos y con sus primas June y Naia. Son cosas de la vida y viendo su mirada todo lo hace fácil.


La tarta de Daniel era la de Iron Man, para eso su padre se encargaba todos los años de regalarle una tarta con superhéroes desde que de muy pequeño le comenzó a gustar Spiderman. Mi hermano esta vez había tenido que remover Roma con Santiago para que se la pudieran preparar a tiempo, pero bueno es él, la tarta del hombre de hierro, para el niño dulce estaba encima de la mesa.


Después de soplar las tartas de cumpleaños se crea un momento de ansiedad tremendo, se busca a la persona más capacitada para realizar los cortes precisos en tan preciados materiales dulces. Momentos de tensión y por fin se abrieron las tartas. June no se separaba de su sitio y quería su ración como todos los demás, ella no iba a ser menos que Daniel, a pesar de no haber probado nunca una tarta.


Una vez servidas las tartas daba gusto mirar a June con la suya, pinchaba el tenedor por el mousse de su tarta y se lo embadurnaba sin saberlo por todo el morro, pero algo notaba, ya que a la mínima sacaba su lengua a pasear y se relamía todos los contornos hasta los que podía llegar.


Así disfrutamos de una comida fenomenal plagada de risas y morros manchados de chocolate.

Os dejo con el vídeo del momento en que se soplaron las velas:



Y os dejo con la canción que mejor expresa como me sentía yo ese día, por unos segundos había vuelto a ser un niño con ganas de soplar las velas de mi tarta y lanzar los deseos al viento esperando que se cumplan. Gracias a Enrique Urquijo y a los Secretos por contarlo también, y a Manolo García por darle su toque particular:


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...