Faltaba solamente un día para Navidad. La tarde se acortaba y la luz se apagaba por momentos. Eran esos días festivos en los que un padre vive con sus hijos los colores y las luces de la Navidad. A pesar del frío me llevé a June a ver el Belén de La Florida en Vitoria. Ella miraba, las figuras quietas la observaban. Sólo faltaban los villancicos para una tarde padre e hija de Navidad.
Paseábamos por el parque sin rumbo fijo, guiados por las luces y las figuras. A June le impresionaban poco, se fijaba más en los niños que correteaban de un lado a otro sin hacer caso a sus padres que los perseguían entre árboles y protecciones para evitar que asaltaran las figuras del Belén.
La verdad que el frío dejaba hacer pocas cosas, helaba las palabras y los silencios buscaban el calor de la ropa de abrigo. Viajamos entre los diferentes escenarios, pero por más que me esforzaba en explicarle que era cada cosa a ella parecía importarle bien poco.
Ni los corderitos, ni los burritos le atraían.
Y los guardianes negros tampoco llamaban su atención.
Llegamos al final del recorrido con varias conclusiones: June parece que no tiene el espíritu navideño muy despierto todavía, algo que me alegra. June es de poca conversación aunque no sepa hablar todavía. June se quita el gorro ante algo bonito.
Belén mientras anochece en la Florida
23/12/2012
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