domingo, 17 de noviembre de 2013

Despertares



Si hay algo que me gusta hacer los fines de semana es apostarme temprano enfrente de mi ordenador escribiendo o trabajando y con una oreja bien atenta para oír cuando se despierta June, entonces, bajo corriendo, abro la puerta de su cuarto, levanto la persiana y observo sus reacciones. Unas veces pide brazos, otras directamente se hace la dormida, otras pide un biberón desesperadamente,… pero siempre de una forma muy graciosa.


Aquel día, al oír sus primeros gritos de —"¡mamááaa! ¡mamááá!— acudí presto y veloz. Me la encontré tirada al revés de la cama. Se había levantado y se había dejado caer. Notando que estaba ahí junto a ella, levantó la cabeza y me sonrió, todavía con esos pelos medio alborotados y con unos ojos que se negaban a abrirse por completo.


La mirada tan sólo duró unos segundos, en los que se dejó caer haciéndose la muerta con una eficacia total. Apenas movía una pestaña, ni atendía a nuestras voces. June no estaba.


Por suerte al poco tiempo resucitó de su letargo. Así comenzaba un nuevo día de risas con bonitos despertares.

15/03/2013

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