Mirándolos así parecen tan buenos, lo malo o lo bueno es que se quedan en el parecen. Cada uno tiene lo suyo, pero si ya los juntas la mezcla resulta explosiva. Daniel es un niño con pilas alcalinas de Duracell, ni se cansa, ni se agota, no para, en definitiva es digno hijo de su padre. June cuando tiene a su primo cerca no se queda atrás, le sigue y le persigue, sin preocuparle nada más, lo imita aunque se tire a un río. Naia es la que menos se entera de esta fiesta y tan sólo pide que la dejen dormir un poquito, tampoco es pedir mucho ¿no?
Celebrábamos el cumpleaños de Carolina en casa, al principio, en el momento de la tarta todo era tranquilo y la paz reinaba en la casa. Una calma aparente que todos sabíamos que no iba a durar mucho, pero la disfrutábamos como sino supieramos nada.
Naia dormía plácidamente en su hamaca sin apenas querer escuchar el follón de ruido que ya se estaba formando en el salón. Aun así, Naia parecía estar tranquila, pero su paz iba a durar muy poco tiempo.
Rápidamente sus primos se lanzaron sobre ella y la despertaron. A Naia no parecía hacerle muy feliz la idea y aguantaba con paciencia y dejaba hacer, tampoco podía hacer mucho más. Aproveché y les hice la foto que habéis visto arriba, la primera foto de los tres primos juntos.
A partir de ese momento ya empezó una total locura en casa. Daniel comenzó a acelerarse. Se tiraba por el suelo, fingía llorar y luego se reía. June al principio estaba un poco atónita, pero rápidamente se incorporó a la fiesta. Os dejo con un vídeo en el que se demuestra lo que es un no parar infantil:
19/05/2013
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