A Naia le tocaba salir pro primera vez de casa. Desde su nacimiento no había pisado la silla del coche ni se había desplazado en algo más que un paseo corto por los alrededores de casa. El primer viaje que hizo fue a casa de su abuela. El día estaba frío a pesar de ser finales de mayo y la tuvimos que vestir con un abrigo rojo que era más grande que ella al igual que un gorro de lana que la dotaba de un aspecto ciertamente intrigante.
La abuela no dudó en cogerla en sus brazos y enseñarle su nueva casa aunque la pequeña Naia poco entendiera. Es más, mirándola parecía que se aburría un poco.
24/05/2013
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