sábado, 2 de noviembre de 2013

Siestas de alto riesgo



Naia dormía con la boca abierta, relajada, profundamente dormida. Le era ajeno el resto del mundo, lo que sucedía a su alrededor para ella no estaba pasando. Su madre aprovechaba el descanso que le había dado su pequeña para recoger la cocina y fregar el suelo. Naia no lo sabía, pero en esa acción había un alto riesgo para ella misma.


Haciendo un ejercicio de equilibrio su madre había subido a las alturas de la silla de comer de June a Naia. Desde allí ajena a todo dormía en una paz sin riesgo la pequeña, mientras su madre golpeaba con la fregona por todas las esquinas.


Naia no era consciente que estaba durmiendo tan arriba, para ella sólo estaba tocando las nubes entre soplidos de descanso feliz. Luego cuando aterrizó sus sueños cayeron y sus ojos se abrieron. Mejor una siesta de alto riesgo que una no siesta.

18/05/2013

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