Aquel día, antes de que llegara la hora de comer, madre e hija intercambiaron los roles. Se necesitaban más que nunca. Ana intentaba descansar lo más posible del embarazo, evitando cargar con June y no dedicándole todos los mimos que le hubieran gustado a su niña. Así que en cuanto podía, June se aprovechaba y jugaba con su madre. Aquel día tocaba jugar a hacer de mamá.
Con unos alimentos imaginarios de esos que los niños ven y los adultos no entendemos, se empeñó en que su madre se comiera todo el plato, y no fueron ni una cucharada, ni dos, que se lo digan a la pobre madre que tenía que andar con cuidado, para que en tal gentil acción, no le saltara algún diente por los aires.
Así nos estuvimos riendo un buen rato, hasta que finalmente los alimentos imaginarios se convirtieron en reales y pudimos comer todos juntos. June se quedó un poco más enfadada, pero al menos ya había dado de comer a su madre.
09/03/2013
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