martes, 12 de noviembre de 2013

Mi carro



Para June ir de compras era toda una aventura. Para su madre un consuelo. Para mi una obligación. Como todo en ella los ritos siempre son importantes, tenía que salir del coche e ir corriendo en busca de un carro para poder meter la moneda. Después se quedaba sentada mirando me a mi intentando jugar con la cadenita para volverla a meter en el otro lado. Cansado esfuerzo.


Por los pasillos mirada a la derecha, mirada al centro, mirada a la izquierda. Los productos para June se dividen en cuatro gamas: los de ella, los de Naia, los de mamá y los de papá. Y así se pasa recordándome cada paso que damos cuales son los productos que hay que comprar obteniendo de mi el efecto rebote de la respuesta: "sí, cariño""sí, cariño, éste es de mamá", "sí, cariño, éste es tuyo"…


Finalmente se suele dar cuenta que hay más fiesta dentro del carro que fuera de él, así que me obliga a bajarla para colocarla como un producto más, que por suerte no tiene código de barras. Sin lugar a dudas un carro es mucho mejor que cualquier atracción de feria.

25/05/2013

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