miércoles, 20 de noviembre de 2013

Visita sorpresa a la guardería



Uno de los días, por la mañana, me tocó pasar por trabajo cerca de la guardería de June. Aproveché y entré a verla, con el embarazo y debido a que su madre no podía estar todo el tiempo que ambas querrían juntas, había que darle una dosis extra de cariño. Entré y miré por la ventana de barco de la puerta y vi a todos los niños jugando en la sala del barco. Parecía que no había mucho lío, así que decidí entrar. Al principio a June le costó verme y entender que yo estuviera ahí, después de unos segundos de inmovilidad, corrió hacia mi y se abrazó a mis piernas.


Para soltarme enseguida y enseñarme todos sus juguetes. En la sala de juegos parecía que había caído un meteorito. Estaban en su salsa. June comenzó a correr y coger cosas de un lado a otro. En la mano un muñeco que había traído de casa de su abuela con el pelo rojo y que no soltaba, ni a sol ni a sombra, me imagino que por si se lo quitaba algún niño. Los primeros que me trajo eran unos Lunnis que según me dijo Susana le gustaban mucho.


Y así se pasó un buen rato, yendo y viniendo con un juguete nuevo y sin soltar su tesoro del pelo rojo. Eso sí, se procuraba que fueran de colores azules, rosas o amarillos, June es muy suya para esas cosas. Me temo que para el orden va a ser tremenda. Sus profesoras dieron por finalizada la clase e invitaron a los niños a recoger los juguetes. Hay que reconocer que June participaba y yo practiqué con el ejemplo. Otros niños apuraban los brincos en las colchonetas antes de salir de esa clase. Después le dije a June que me iba y se quedó feliz. La visita había merecido la pena.

26/03/2013

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