viernes, 13 de septiembre de 2013

Papeleo tras papeleo y vuelta a empezar



Entre tanta felicidad del nacimiento de una hija hay un momento, o mejor dicho varios, en los que toca pasar por un calvario muy particular, y no es otro que el de los papeleos para inscribir a tu hija. Cuando eres primerizo es horrendo, de aquí a allá, siempre con cosas que faltan y si están bien hay que repetir por si acaso. Pero llega el segundo y como se te ha olvidado todo vuelve a pasar lo mismo y el calvario se vuelve a repetir.


Por suerte siempre te toca con gente maja y dado que esta vez no nos lo dieron muy bien en las clases de preparación al parto, la chica que me tocó en la seguridad social me lo dejó todo bastante claro y detallado, de tal forma que tan sólo me tocó ir dos veces más al mismo sitio. Por pena con personas distintas y a cada una de ellas le tienes que volver a explicar todos los procesos.


El que esta vez fue mucho más relajado fue el registro, a pesar de tocarme un lunes, ya que Naia nació en sábado, no había casi gente, se nota un montón que la inmigración ha bajado en la ciudad. También tuve mucha suerte con el nombre que no me pusieron ninguna pega. Por fortuna, en cuatro días y con muchas horas perdidas y otras ganadas al ir con la bici a todos los sitios, conseguí tener todos los papeles en regla. Prueba superada.

29/04/2013

Para merendar, fichas de colores



Es muy normal que los niños se lo lleven todo a la boca, pero June siempre lo lleva todo un poco más allá, con la comida juega y los juguetes se los come, los chuperretea hasta límites insospechados y nosotros temblando para que alguno de ellos no acabe en su aparato digestivo, que es algo que puede pasar en cualquier momento.


Momento 1:
Aquí estoy posando para la foto y con sueño y un hambre de colores que me muero. A ver si papá se deja de fotos y me trae las fichas.


Momento 2:
¡Huyyyyyyyy! ¡Qué ficha más rica! Mira cuantos botones tiene, deben estar riquísimos, me voy a chupar los dedos con esta ficha.


Momento 3:
Está un poco cruda, pero con el hambre que tengo todo es bueno. Que pena que estas fichas no vengan rellenas.


Momento 4:
Mira papá, ahora sin manos.


Momento 5:
Vaya, se cayó.


Momento 6:
Pues como dice mamá lo que está en el suelo ya no se come, así que mejor miro si me duermo un poco. Buen provecho para los demás.

24/01/2013

jueves, 12 de septiembre de 2013

El cumple del tío Fonso



El 23 de enero era el cumpleaños de mi hermano, el cumpleaños de su tío Fonso para June. Caían 46 años, que se dicen pronto. Lo teníamos que celebrar juntos y June que había salido de la guardería por la mañana tampoco se lo quería perder y emocionada vagaba de un lado a otro, sin saber muy bien que pasaba hasta que llegó la tarta.


Con la llegada de mi hermano del trabajo, June veía que toda la gente iba a felicitarlo, incluido Daniel que estaba emocionado con poder felicitar a su padre. Quería enseñarle la tarta que le había comprado y lo que ponía en ella. June miraba sin querer perderse nada, con la inocencia de la emoción que da todo lo nuevo.


Daniel rápidamente le dio el regalo a su padre, y como no podía aguantarse lo abrió él mismo. June no perdía detalle y yo creo que por dentro se habría muerto por abrirlo ella, pero se aguantó sin molestar y sin decir nada, tan sólo quería saber que había dentro, cuando vio que no era nada de Minnie, se marchó a jugar.


Le dio por esconderse detrás de la barandilla de las escaleras a pesar de las advertencias de que no subiera por los peldaños, pero June, al igual que la mayoría de los niños, siempre intenta ir un poco más allá. Su abuela aguantó poco y se fue allí a jugar con ella.


Pasamos un buen rato de risas y algún disgusto como cumplir 46 años que se dice pronto. Por suerte una buena tarta lo cura todo, o casi todo.

23/01/2013

¡Qué noche la de aquel día!



Llegaba la primera noche. Por fin en casa. Ana todavía recuperándose de los dolores de la cesárea. Yo deseando recuperar las sensaciones de mi cama. June como loca sin quererse dormir. Naia entre dormir, comer y llorar para pedir cualquiera de las dos cosas anteriores. La abuela Carmen multiplicándose e intentando dormir a June. El abuelo Pedro viendo la tele.


La noche se planteaba así, colocamos los dos receptores de cada una de las niñas, por primera vez en mucho tiempo todos los cuartos de casa estaban llenos. Por fin cayeron las fieras. A June le costó, la emoción del día se notaba y era muy difícil parar tantos nervios desatados. Naia parecía que había comido bien y no le parecía muy extraña su cuna de estreno, ex-cuna de su hermana.


Por fin podíamos descansar un poco tranquilos. Para ser sinceros algo así como quince minutos, lo que tardó Naia en pedir brazos y cariño. Ayudé a Ana a levantarse y se fue hacia el cuarto de Naia para calmarla un poco. Me quedé guardando el fuerte, controlando a June y durmiendo con las orejas bien abiertas. Le costó un buen rato pero al final se quedó tranquila y pudo volver a su cama.


Por fin Ana podía descansar un poco. Pero al poco June se caía de la cama. Nos despertamos sobresaltadas y corrí rápido para que no se asustara mucho. Por suerte caía sobre la cama nido de abajo y cuando llegué ya estaba llamando a su mamá. La cogí para calmarla y me pidió un biberón, así que a bajar a la cocina, hacer uno y después de un rato volver para arriba, pero para dormirla no hacía más que llamar a su madre, así que le tocó intervenir para evitar que se despertara Naia.


Finalmente June cayó dormida y mientras Ana volvía a nuestra habitación por el pasillo en puntillas para no hacer ruido, pudo oír como desde la habitación pitaba el receptor de Naia que se había despertado. Con gesto resignado y padeciendo una primera noche que sólo esperábamos que no fuera muy repetitiva, volvió a la habitación de Naia medio dormida y pensando ¡qué noche la de este día!

01/05/2013

miércoles, 11 de septiembre de 2013

El primer día en casa de una nueva vida



No era todavía la hora de comer y ya estábamos todos en casa. Naia apenas se enteraba de la fiesta y no pudo ver la felicidad y nerviosismo con el que la recibió su hermana nada más entrar por la puerta. Estaba emocionada, era consciente que veníamos con su hermana y que ya nos iba a tener en casa y eso le encantaba. Ana se puso cómoda y Naia poco más le dejó ya que pedía su vermut casero.


June estaba siempre pendiente de su hermana y su madre aguantaba como podía el cansancio acumulado y sólo esperaba poder descansar cuanto antes en su cama. Mis tres mujeres no se separaban ni un segundo y yo era el espectador más privilegiado del mundo.


Daba gusto verlas, June atenta de su hermana y queriéndole enseñar todo lo que había en la nueva casa, desde la ropa que se tenía que poner, sus juguetes, los dibujos de Minnie o cualquier cosa para atender a su hermana. Mientras su hermana en el primer día de casa, sólo comía y dormía. Os dejo con un vídeo que lo cuenta mejor que mis palabras.



01/05/2013

Sala de espera entretenida



Nos tocó ir al concesionario de Volkswagen para que ajustaran algo de la electrónica del coche de Ana, y por suerte para June, estas marcas dejan una zona, aunque sea entre medio de los coches, para que los niños pequeños puedan jugar y no molesten a los padres mientras se gastan el dinero inconscientemente. A nosotros nos vino genial.


Jugamos colocando su nombre sobre la pizarra magnética y el nombre de su futura hermana entonces. June se dedicó a colocar las fichas por sus colores e impedirme que colocara más cosas sobre la pizarra. Por una vez al menos entendí cuanto valen estas salas de espera infantiles.

15/01/2013

martes, 10 de septiembre de 2013

Dame pan y dime June



Parece mentira como algo tan básico como el pan puede ser el objeto más deseado y entretenido del mundo. Mientras yo comía después de volver del Archivo Diocesano de Pamplona, su abuela le entretenía con trozos de pan, y para ser sinceros funcionaba.


A June le gusta el pan, y a su abuela entretenerla, aunque sea a costa de desperdiciar un buen trozo de pan.


June cogía el chusco de pan y entre chuperretearlo y darle pequeños mordiscos se lo comía poco a poco, sentada en una silla del salón y arrimándose a la mesa como si fuera una niña mayor, y es que June lo tiene claro, dame pan y dime…


14/01/2013

Adiós 112



Las esperas siempre se hacen largas, y cuando te quieres ir a casa de un hospital, bastante más. Aquella habitación, la 112 de la Clínica de Montecanal, había guardado entre sus cuatro paredes la alegría de conocer el desenlace maravilloso del embarazo de Naia. Verla cada día, conocernos poco a poco y ver como su madre se recuperaba cada día un poco más de la cesárea eran recuerdos muy difíciles de olvidar.


Eran las 10 de la mañana y la puerta de la habitación 112 se abría. Entraba Jorge Iranzo vestido de calle para revisar que tal se encontraba la madre de Naia. Mientras palpaba con sus dedos la tripa de Ana nos decía que había visto a la niña y se encontraba perfecta y que veía que la madre también, así que nos daba el alta. Nos entregó los papeles para llevar a diferentes sitios y conforme salía por la puerta nos faltó tiempo para prepararnos y salir corriendo para casa.


Subí el cuco del coche para sentar a Naia en el mismo, y el paso de recordar a June sentada en él, hace unos días, a ver a Naia acomodada en los correajes, nos demostró lo pequeña que era nuestra nueva niña. Todo le quedaba grande.


No le gustó mucho esperar hasta que una enfermera nos trajo el último papel, y berreaba por abandonar la comodidad de su nido y tener que aguantar los correajes. Bajamos corriendo por las escaleras de atrás ya que había dejado el coche en ese lado y nos faltaron pocos minutos para salir con el coche los tres juntos. 


Para Ana también era una sensación nueva, después de entrar embarazada y salir con una niña en el asiento de atrás, y para mi era una sensación curiosa, con cierto nerviosismo y cargado de emoción. Mientras Naia lloraba hasta que dimos la primera vuelta.

01/05/2013

lunes, 9 de septiembre de 2013

Preparados el día del trabajo



Comenzaba el día del trabajo con muchísima ilusión, en principio si el pediatra veía bien a Naia y a la madre, nos daban el alta para volver a casa y poder juntarnos toda la familia. El día tenía un sol precioso, aunque fuera hacía frío y tenía muy poco de primaveral y mucho de invernal la mañana.


Naia pasó la noche como todas las demás, demandando a su madre cada poco tiempo. Fue la primera noche que nos quedamos completamente con ella, aunque la anterior casi fue completa. Ana decidió vestir a Naia como de día de fiesta, con esa ropa que te regalan y que sólo te pones ese día, pero antes de cambiar estaba de risa, dormida boca abajo y con el culo en pompa, igual que muchas noches que duerme June.


Ana la preparó con cariño, le colocó la ropa con cuidado después de comer y nos quedamos mirando sus manitas y a nuestra niña como queriendo retener el recuerdo de esas últimas horas que queríamos vivir en el hospital.


Mientras traían el desayuno a Ana y yo bajaba a comprarle algo de dulce para celebrar el buen final de un embarazo, Naia dormía con tranquilidad y sosiego, totalmente ignorante a lo que iba a pasar en un día tan importante.


01/05/2013

El ataque de los primos mutantes



Tocaba comida en casa de Vitoria con toda la familia. Después de la comida en la sobremesa comenzó a temblar la casa. June despertó de su siesta y comenzó el ataque de los primos mutantes. Unax y Uxue se aliaron para no dejar que June se escapara por los rincones de la casa y vaya que lo consiguieron.


Tomaron el pasillo como campo de batalla y entre una que se dejaba hacer de todo, Unax que no le importaba hacerlo y Uxue que quería convertir a June en su juguete, no pararon de reírse durante un buen rato. Acababan por los suelos, pero eso poco importaba.


Uxue no perdía oportunidad para intentar hacerse con el control de June, y lo intentaba de una forma o de otra, pero con el caracter de June parecía misión imposible, se escabullía de entre sus brazos una y otra vez, las mismas veces que Uxue volvía a intentarlo.


Ya era hora de marcharse a casa, era domingo y el lunes día de escuela, así que la abuela recurrió a un viejo truco para amansar a las fieras, les dio algo de paga, y surgió efecto. June los miraba como si quisiera que a ella también le dieran algo. Uxue sólo pensaba en los chuches que se podría comprar con el dinero de los abuelos. Dulces niños.

13/01/2013

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