martes, 3 de septiembre de 2013

Polluelos, vacas, nidos y gatitas



Los polluelos:
Los días continuaban en el hospital, las horas se mezclaban con una sensación de duración eterna, cansancio y alma feliz. Naia descansaba como un polluelo, disfrutando sus primeros días de vida, aclimatándose a una vida nueva después de muchos meses al calor de su madre.


Dormía feliz, ajena a un mundo que le esperaba con los brazos abiertos y con sorpresas y alegrías a partes iguales. Buscábamos entre sus rendijas y sus gestos, acogiéndola con miles de dudas y miedos inevitables que un sólo de sus suspiros hacía desaparecer. Nuestro polluelo era feliz.


Las vacas:
Pero la paz dura poco, el polluelo cacarea de hambre y su madre le ofrece su cuerpo relleno de un manjar saciante. Ambas se miran, son los contactos primeros y cualquier precaución es buena. Después llegan las palmaditas en busca del eructo del polluelo, sosiego y control en los golpes sobre un cuerpo frágil que aguanta sin quejarse.


Los nidos:
Todo polluelo tiene su nido y el de Naia era un cuatro por cuatro, carrocería acristalada y forjado de acero inoxidable. En altura para poder mirar a la critatura recostados desde la cama. En la parte de abajo su bolsito con la ropa, sus pañales y todos los objetos de aseo que pudiera necesitar, vamos un nido sin lujos, pero sin quejas.


En la parte frontal el número de la habitación 112 para no percer al polluelo, con sus medidas y su peso, una información crucial en el momento en el que se cruzan en el pasillo más de uno y más de cinco nidos repletos de polluelos.


Las gatitas:
En la distancia cercana su hermana vivía los días sin sus padres con los cuatro abuelos, las mañanas con unos y las tardes con otros. Pasaba a verla siempre que podía y allí estaba con su sonrisa de siempre y con uno de sus abrazos que dicen la palabra amor sin mencionarla.


Toda una gatita esperando su comida y golpeando su mesa como si fuera un tambor con dos tenedores. Música que hace bailar a los polluelos y las vacas sin salir de su nido.


Duerme feliz que un día más te tenemos con nosotros, aunque tu madre no deje de pegarte para intentar conseguir un eructo de satisfacción, buen provecho.



30/04/2013


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