viernes, 30 de noviembre de 2012

A por el mar que ya se adivina, a por el mar



El mar recibía las primeras visitas. Las toallas tapaban su piel poco a poco, como el goteo de una vela. La sombrilla clavada en el centro ejercía el magnetismo de una bandera al viento. El mar, bien cerca, esperaba. June se sentía abanderada por la sombrilla y rotaba a su alrededor intentando poder sacarla de su cautiverio matutino.


Peleaba con todas sus fuerzas, aguantándose sobre sus piernas nóveles y aferrándose al mástil como si le fuera media vida. En cuanto se sentía segura iba hacia abajo en busca del cacharro rojo que había visto apretar, lo miraba, lo volvía a mirar e intentaba hacer la operación a la inversa.


Ante un "June ten cuidado" levantaba su cabeza y sonreía para volver a intentarlo. Era como una sonrisa sobornadora buscando permiso para lo que sabía no tenía que hacer. Era una sonrisa que conseguía su objetivo.


Ante el segundo "June ten cuidado" se nos devolvía la misma sonrisa o tal vez multiplicada. Sonrisa que devolvíamos con toda gratitud. Aunque estaba claro que lo volvería a intentar.


Pero por suerte, nos quedaba el mar, el mar que se adivina, ese mar que se deja peinar por los vientos y al que espera June como si en el Titanic viajara: "a por el mar"

Os dejo un vídeo con la genial canción de Aute, "A por el mar", banda sonora de este post:



20/08/2012

jueves, 29 de noviembre de 2012

Las fases del cansancio



Cuando de repente se pasa de la alegría más jovial a la tranquilidad, y del no parar a la quietud, es que hace acto de presencia el cansancio, y llega como un vendaval que todo lo puede camino del sueño. Y estas son sus fases:


Fase I: rascado de ojo virulento
June ha apoyado su cabeza sobre el pecho de su madre, se acomada, se rebusca a sí misma, mueve la cabeza lentamente de un lado a otro y con su mano derecha procede a un rascado efusivo de uno de sus ojos, el derecho que es el que le cae más cerca. Rasca y rasca como si le fuera la vida en ello, mientras el otro ojo se le hace cada vez más pequeño. Comienza a emitir unos sonidos inaudibles que sólo ella entiende.


Fase II: rascado de ojo virulento y morrito
La mano continua rasca que te rasca sobre el ojo derecho como queriendo encontrar algo que no tiene, se parece más a un estropajo contra un sartén, que a una caricia brusca. El otro ojo continua apagándose poco a poco y la boca en conjunción con la nariz comienza a convertirse en un morro de enfado, sin saber la causa se va enfadando poco a poco y los sonidos se parecen más a una queja que a otra cosa.


Fase III: rascado de ojo menos virulento y llanto
La mano sigue con su fricción pero con cada vez menos energía, los dos ojos ya se encuentran plenamente cerrados y el llanto se apodera de su cara. El cansancio la ha vencido y el llanto es el preaviso del sueño, siempre que se quiera dormir, claro está.

18/08/2012

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Casualidades tiene la vida



Y casualidades tiene muchas, aquel día paseando por Posada en una Feria del Campo que tocaba a su fin, coincidió que viendo una exposición que había de bonsais en una carpa, me topo con una cara que me resultaba conocida y familiar, aunque su barba me despistaba un poco. Nos miramos con asombro por las dos partes y efectivamente era Oskar, el Oskar Rípodas de Leache con el que he tenido la suerte de compartir muchos veranos, muchos atrios, muchas bicis, muchas fiestas y muchas, muchas risas en aquellos julios y agostos de Leache.


De casualidad había estado veraneando en Posada, a tan sólo un par de kilómetros de nuestra casa, y para mala suerte se iba al día siguiente, una pena. Nos marchamos rápido a tomar algo con toda la cuadrilla. Oskar tiene dos nenas preciosas. La mayor Chloe, rubia, de ojos brillantes, dientes de espejo y vestidito blanco en el centro, inmutable posando en las fotos. La pequeña Nahia, en su carro, amarrada, de flequillo recto y ojos negros, y degustando inmutable un rico dedo de su mano izquierda.


Y a la izquierda June, sin parar de un lado a otro, con el baile de San Vito por hilo musical, mirando a izquierda y derecha e intentado provocar a sus nuevas compañeras. Mientras nos tomábamos unas cervezas estuvieron jugando de un lado a otro, mientras la tarde caía.


Y así pasó un corto rato, en el que me reencontré con un pasado querido y añorado, en el que la casualidad ha querido que dos insurrectos de Leache amemos Asturias. Seguro que lo podemos repetir, y si puede ser con su hermana Bea mejor, que para eso la vida tiene casualidades que muchas veces desconocemos.

18/08/2012

martes, 27 de noviembre de 2012

No se puede ser más pilla



Por suerte algunas nubes habían conseguido apaciguar al sol y June disfrutaba en brazos de su madre de una suave brisa que venía desde la playa. El chiringuito de la playa de Borizu era un hervidero de gente y mientras, una niña pilla, posaba con las mejores de sus caras.


Se encontraba tan feliz que nos irradiaba de magia a todos los que estábamos a su lado, su madre sonreía sin parar, a los de la mesa de al lado se les atragantaba el pincho de tortilla y un trozo de empanada se escurría por la comisura de la boca, y June seguía más payasa que nunca.


De vez en cuando miraba a su alrededor y se quedaba con la gente, me miraba buscando consuelo, pero  yo no podía parar de reírme. En ese bucle nos encontrábamos, en una cuerda de risas que hacen todo lo demás insignificante.


Allí, en el chiringuito hacían muy buena pareja, la madre controlando, la hija pensando en como liarla, poniendo caritas y gestos, para alegrar un brillante mediodía. En la barra, cuerpos lustrosos esperaban su dosis de gula entre conversaciones de domingo y sudores propios de la hora.


Ríete mi niña, que no se puede ser más pilla.

18/08/2012


domingo, 25 de noviembre de 2012

Pican, pican, los mosquitos



June se había quedado dormida. La tarde era preciosa. El sol se dejaba caer por entre las hojas del castaño y los mosquitos andaban en busca y captura de carne fresca, pero se estaba tan bien, que procedimos a embutir a June en una mosquitera, le daba un aspecto un poco tétrico, pero muy efectivo.


18/08/2012

viernes, 23 de noviembre de 2012

Bailando entre olas



La reina de los mares se lo pasaba fantástico en la playa, sus piernas ya sólo querían andar y pronto se barruntaba que andaría sola, aunque de momento, necesitaba una mano de apoyo. Sin miedo se lanzaba a por las olas y no perdía momento para saludar a la gente.


Había que controlarla para que no se lanzara al mar como una loca.


Y por supuesto también probó la sal para ver si le calmaba la salida de sus primeros dientes.

Aquí os dejo con otro vídeo de la reina de las olas:



17/08/2012

jueves, 22 de noviembre de 2012

Me quedo tendido



Me levanté temprano para trabajar, estas vacaciones sólo tenían su nombre por su ubicación, pero no tanto por el descanso y relax, del que intentaba aprovechar el máximo, a costa de horas de sueño. Al subir al ordenador que estaba en el ático, no pude evitar ver el tendedero con la ropa de June, y me produjo una infinita ternura. Con sus colores, su vestidito, todo tan pequeño como de juguete, me pareció verdaderamente bonito.


Muy lejos de la colada de mi ropa toda negra y casi tocando el suelo. Con esa sonrisa uno ya se puede poner a trabajar mucho más contento.

17/08/2012

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Siesta playera



Mientras las olas continúan haciendo su trabajo, ahora van, ahora vienen, mientras la gente deambula de un lado a otro en busca de huecos donde expropiar arena, mientras los abuelos arrugan sus cuerpos negros al sol, mientras la playa no para de bullir,… June duerme en otros mundos.


Todavía perdura la oreja marcada en el brazo de su madre, mientras a duras penas quería seguir despierta, aunque se muriera de sueño.


Le costó poco caer en los brazos de morfeo, arropada por su toalla diminuta que aún así la cubre completamente.


Protegida por la umbra de la sombrilla, custodiada por las abuelas y madres cercanas que se han estado riendo un buen rato a su costa y con el mar por paisaje.


Los niños revolotean a su lado, juegan al balón, chillan, rechillan, y vuelven a chillar, pero poco importa, June no está para nadie en estos momentos.


Mientras la gente cambia, algunos hacen fotos y las abuelas siguen en la misma posición, un poco de paz nos rodea, su sueño nos mece en unos minutos de sosiego que sabemos que acabarán pronto.


Pero sólo con mirarla, la siesta playera parece el mejor placer del mundo. Felices sueños.

P.D. Al minuto se despertó.

17/08/2012

martes, 20 de noviembre de 2012

Sonrisa de verano



La foto del recuerdo de un día de verano, felicidad que se quedará en su memoria, en algún rincón perdido y vago, entre verdes y olas de mar, entre besos y sonrisas, de aquel primer verano de la niñez.


17/08/2012

lunes, 19 de noviembre de 2012

De juguete, un cacahuete



A partir de las doce en la playa comienza la hora mágica, después de haber tomado el sol, jugado con las olas y arrasado la playa con su pala y su cubo, toca un poco de fiesta en el chiringuito de la playa de Borizu, con unas cervezas, para los mayores, y unos cacahuetes, que en teoría también son para los mayores.


Pero June los espera con avidez, se tira a por ellos, y le encanta jugar con sus cáscaras, moverlos y tirarlos, para que luego tengamos que ir nosotros a recogerlos, así todos los mediodías. Sol, cervezas y cacahuetes, puede haber algo más divertido.


17/08/2012

viernes, 16 de noviembre de 2012

Yo me doy cremita



June tiene muy claro que hay que protegerse del sol, bueno, tal vez no lo tenga tan claro, pero lo que sí que sabe es que siempre que llega a la playa se tiene que dar crema por los brazos, las piernas y la cara. Nada más llegar a la playa se encarga de sacar su crema y a su manera se la reparte por su cuerpo, mientras a su forma canta el "yo me doy cremita".


Os dejo con su inspiración:



16/08/2012

jueves, 15 de noviembre de 2012

Cuando el agua llega a salva sea la parte



A todos nos ha pasado que mientras nos vamos metiendo en el agua, lo hacemos poco a poco, y cuando llegamos, a salva sea la parte, nuestra cara se contrae por la sensación. A June la pasaba lo mismo, se le achinaban los ojos, y subía los dientes inferiores para arriba, deseando que todo pasase cuanto antes.


Eso sí, una vez superada la sensación, todo lo demás era gustirrinín.

16/08/2012


miércoles, 14 de noviembre de 2012

Me lo paso pirata



El día ya marcaba más de las doce, la veda se había abierto, ya podíamos ir a tomar el primer "poteo" de la mañana. El día en la playa de Borizu, en Celorio, Asturias, era maravilloso, la sombrilla nos protegía de un sol que caía llenándolo todo de luz.


June se encontraba risueña y feliz, y más sin tener que estar atada en un carro, pasando a las manos y brazos de sus padres. Tiraba de nuestras camisetas queriéndose subir encima de la mesa o bajar al suelo.


Nos ponía la mejor de las sonrisas y disfrutaba como una loca, sin parar de chapurrear a su manera y quedándose con toda la gente que teníamos cerca. Al final la dejamos en una silla, y aunque parecía que se podía caer en cualquier momento, no podíamos parar de reírnos mientras ella se lo pasaba pirata.


Os dejo con un vídeo que da fe de lo que digo:




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