miércoles, 28 de noviembre de 2012

Casualidades tiene la vida



Y casualidades tiene muchas, aquel día paseando por Posada en una Feria del Campo que tocaba a su fin, coincidió que viendo una exposición que había de bonsais en una carpa, me topo con una cara que me resultaba conocida y familiar, aunque su barba me despistaba un poco. Nos miramos con asombro por las dos partes y efectivamente era Oskar, el Oskar Rípodas de Leache con el que he tenido la suerte de compartir muchos veranos, muchos atrios, muchas bicis, muchas fiestas y muchas, muchas risas en aquellos julios y agostos de Leache.


De casualidad había estado veraneando en Posada, a tan sólo un par de kilómetros de nuestra casa, y para mala suerte se iba al día siguiente, una pena. Nos marchamos rápido a tomar algo con toda la cuadrilla. Oskar tiene dos nenas preciosas. La mayor Chloe, rubia, de ojos brillantes, dientes de espejo y vestidito blanco en el centro, inmutable posando en las fotos. La pequeña Nahia, en su carro, amarrada, de flequillo recto y ojos negros, y degustando inmutable un rico dedo de su mano izquierda.


Y a la izquierda June, sin parar de un lado a otro, con el baile de San Vito por hilo musical, mirando a izquierda y derecha e intentado provocar a sus nuevas compañeras. Mientras nos tomábamos unas cervezas estuvieron jugando de un lado a otro, mientras la tarde caía.


Y así pasó un corto rato, en el que me reencontré con un pasado querido y añorado, en el que la casualidad ha querido que dos insurrectos de Leache amemos Asturias. Seguro que lo podemos repetir, y si puede ser con su hermana Bea mejor, que para eso la vida tiene casualidades que muchas veces desconocemos.

18/08/2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...