viernes, 17 de junio de 2011

Nacimiento June 02: Las matronas y pasa la pelota



Esta vez no nos perdimos camino de la Clínica Montecanal, es más, la encontramos más bien pronto, la oscuridad de la entrada otorgaba cierta tranquilidad a una recepción de urgencias, en un hospital que no huele a hospital y eso siempre se agradece. Nos dijeron que teníamos que llamar a la matrona, y entonces entendimos que tal vez los dolores de tripa podrían tener que ver con el parto de Ana, además curiosamente la teníamos que llamar el lunes siguiente para que le realizase a Ana el test basal. Mientras Ana buscaba entre dolores y papeles el teléfono de Ana Pintos, nuestra matrona, el enfermero optó en silencio por marcar su teléfono y ofrecérselo a Ana ante su pertinaz intranquilidad de dolor. "Hola Ana, soy Ana, no nos conocemos todavía…" decía Ana disimulando su tono de voz, del que intentaba eliminar cualquier atisbo de estar pasándolo mal, aunque tan sólo se quedaba en el intento. Ana Pintos nos remitió a llamar a Pilar, otra matrona, al llamar a Pilar, Pilar dijo que vaya cara tenía Ana, y nos remitió a llamar a Ana Muñoz, mientras marcaba de nuevo el enfermero para llamar a la tercera matrona, tenía la sensación de estar en un partido de tenis en el que todo el mundo se pasaba la pelota, de Ana a Pilar, de Pilar a otra Ana y definitivamente punto y saque para la última matrona. Ana Muñoz, tras hablar con Ana le pidió que le pasara el teléfono con el ginecólogo de urgencia que en el intervalo del partido de tenis, digno de la copa Davis, había hecho acto de presencia en la recepción. Ciertamente a las 12 de la noche a nadie le apetece que le saquen de casa por un aparente posible parto que tenía poco de lo último.

Tras hablar con el ginecólogo nos pasaron a la consulta de urgencias, un poco mareados entre tanta matrona, la semioscuridad del despacho alumbraba algunos cuadros con dibujos médicos de genitales femeninos perdidos sobre una pared de glauco color. Ana pasó a una camilla tapada con un biombo del mismo color verde de la pared mientras de fondo se oía el ruido de la maquina dispuesta a realizar la eco, yo al otro lado, sentado en una silla y frente a una mesa vacía de papeles bien ordenados intentaba respirar hondo y mi cara mostraba mi verdadero gesto ahora que Ana no me veía. Una voz desde detrás del biombo me indicó que podía pasar, tras aplicar un gel sobre la tripa el médico deslizaba el sensor de la eco buscando debajo de la piel lo que los ojos no podían ver, sobre la pantalla en blanco y negro surgían manchas sin forma definida y un sonido como de ultratumba rugía desde la máquina, el ginecólogo buscaba con esmero, la forma de June se comenzaba a atisbar, con lo fácil que se veía su silueta hace 4 ó 5 meses y ahora ocupaba casi toda la pantalla, tras unos minutos de silencio atroz, el ginecólogo marcó una zona y el sonido de grave eco pasó a sonar como un latido muy amplificado que nos decía que June estaba bien. El ginecólogo tranquilizó a Ana, mientras le brotaban unas lagrimillas desde el ojo camino hacia la oreja que me esforzaba por secar antes de que llegaran a su destino con la mejor de mis sonrisas, los dolores aunque persistían, habían dejado por un tiempo de sentirse ante el miedo de una mala noticia, la peor noticia.

La verdad que Ana llevaba unos días intranquila ya que June no se movía mucho dentro de su tripa y eso a Ana no le gustaba, apenas hacia una semana que colocaba mi mano sobre su tripa para que notase como algo desde dentro golpeaba hacia afuera, como si llamara a una puerta, y endurecía su tripa en un lado para luego pasar al otro, mi mano lo sentía queriendo atravesar la capa de dermis que me separaba de June y una sensación muy rara que nacía en la punta de mis dedos se refugiaba dentro de mi corazón. Ana se quejaba, con la boca pequeña, cuando apretaba con sus piernas y la cabeza su barriga, y la estiraba y abombaba, poniéndose la tripa dura, muy dura, pero en el fondo le encantaba, notarla dentro debía ser una sensación muy especial e íntima. Hasta nuestro gato Titán se comportaba de una forma curiosa, no abandonaba a Ana en ningún momento, dormía sobre la tripita de June dándole calor y protección, y seguía a Ana en todo momento, algo inusual hasta en Titán, que en Ana tiene a su ojito derecho gatuno.

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