Por un lado nos quedamos tranquilos y relajados, ya sabíamos que Ana no estaba de parto, tan sólo había que estar pendientes, la cuenta atrás había empezado, ya nos podíamos hacer a la idea que la llegada iba en serio; por otro lado, cierto desconsuelo, ya que si algo tenía que suceder que sucediera cuanto antes, no nos apetecía vivir en una constante intranquilidad. Ahora sí que hizo acto de presencia el enfermero y se percató enseguida de la vía que le había puesto el ginecólogo de urgencias, se la mostró a Ana y ambos esbozaron una sonrisa de las que te muerdes el labio inferior, miraban con curiosidad la tela de araña que con esparadrapo había elaborado con mimo y tesón su compañero, que por suerte no apareció en esos momentos. Tirón a tirón la fueron retirando la obra de arte de su superior y le colocaron algo un poco más apañado, mientras balbucea el enfermento: "zapatero a tus zapatos".
Nos dejaron monitorizados con las correas, poco a poco bajaba la intensidad de las contracciones y los dolores, prácticamente le habían desaparecido a Ana, el ginecólogo apareció, pero nadie hizo ningún comentario acerca del vendaje, junto con la matrona, miró la hoja que salía de la máquina, señaló el skyline del movimiento del bebé y murmuró a lo bajo algo con ella, aunque lo veíamos no nos preocupó, estábamos ciertamente tranquilos, a nosotros nos hipnotizaba el ruido y los números que aparecían en la pantalla de la máquina. Tras un rato en el que después de mirar y mirar, y continuar hablando en voz baja entre ellos, nos dijeron que ya se había avisado a nuestro ginecólogo Jorge Iranzo y que por precaución nos iban a dejar hospitalizados para seguir monitorizando por la mañana y tener más datos, que todo estaba bien, pero que les preocupaba en cierta forma la pasividad del bebé en el interior, se movía demasiado poco para las contracciones que se tenían. Asentimos como cuando se asiente ante algo que no puedes cambiar y nos guiaron entre los pasillos de urgencias con la cama de Ana y yo detrás, hacia la habitación en la Clínica Viamed de Montecanal.
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