sábado, 30 de noviembre de 2013

La chaqueta mágica del abuelo



Los abuelos habían venido para hacernos compañía por la tarde. Así se juntaron los cuatro abuelos en casa y June estaba en su salsa sintiéndose la reina de la fiesta. Los abuelos Maribel y Marcelino ya se tenían que ir a casa y mi padre me pidió que le trajera su chaqueta. Maliciosamente cuando se la bajé, en lugar de dársela a mi padre, se la coloqué a June, y por un momento, vivimos un momento que estaba entre el mago Merlín y Catwoman.


June estaba encantada, aunque le pesaba un poco la chaqueta y la hacía sentirse incomoda. De espaldas tenía un punto a Yoda el caballero jedi de la guerra de las galaxias. Todos nos moríamos de risa y June no entendía muy bien a que venía tanto cachondeo.


Al final se dejó acompañar de su abuelo hasta la puerta y finalmente le devolvió la chaqueta. Así acabó la magia de la chaqueta del abuelo y desapareció la baticapa de June.

08/04/2013

El parque de Agapito



Para June Agapito es el dueño del parque. No lo conoce, ni sabe leer su nombre en los botones que todo lo agarran de sus juguetes del parque favoritos, pero a June le encanta ir tocándolos todos, si puede ser de una a uno mucho mejor. Los mira, los toca, los persigue por los colores y para ella en lugar de tapar los tornillos son un juguete más del parque, del parque de Agapito.


June se sienta en la caseta de Agapito, se apoya en su mesa y espera que otras niñas se acerquen. La tarde está fría, parece mentira como ha empezado el mes de junio, le quedan días para cumplir dos años y da gusto verla en su casita de sueños.


Aunque dura poco. Enseguida se fija en el columpio pequeño que es donde hay un pequeño atasco de niños que suben y bajan con una rapidez que no tiene nombre. June viaja en tiempos y corre para que no le quiten el sitio. Mientras su madre arropando a Naia le anima a que vuelva a subir.


Tanto viaje la obliga a entrar en calor y pronto se quita el chamarro, y más ella que es muy calurosa. Los niños se agolpan, los más grandes aguantan con paciencia la lentitud de los pequeños. El elefante de Agapito aguanta con una sonrisa tanto viaje de va y viene. Agapito forever.

01/06/2013

viernes, 29 de noviembre de 2013

Silla nueva, chupete viejo



June estaba genial con su silla nueva. Con el sistema de no llevar correas se sentía mucho mejor, eso de estar atada no iba mucho con ella. Por contra, el viajar junto a su hermana tenía algunas cosas menos positivas, el chupete, le quedaba mucho más cerca de la mano. Lo más curioso es que de pequeña apenas tuvo el chupete un mes y ahora le hacía gracia ponérselo.


Ante nuestra pregunta de por qué cogía el chupete, nos contestaba airada defendiendo su derecho de elección, con un gesto de autoritarismo que podéis comprobar en la última foto. Por suerte sólo fue un antojo de un par de días.

30/05/2013

La muñeca mutante y pelo naranja



Salía al parque June cargado con la muñeca mutante y el hobbit del pelo naranja y vestimenta de juglar. Salía con ellos y no los soltaba. Tenía que llevarlos a todos los lados. Se subió encima del columpio y allí que se subió a sus compañeros de juegos. Por un momento se sentía la reina del castillo tan alta y con sus súbditos a sus pies.


Mientras madre y abuela intentaban que se bajara de la atalaya que tenía montada, June se sentía como en casa. Los muñecos sufrían el cruel encierro entre rejas y el viento de esos días de abril pegaba duro allí arriba. Pero June aguantaba.


De repente, tomó una decisión, iba a descender al mundo de los mortales, pero antes de hacerlo tomó una decisión, abandonó a la muñeca mutante en la parte de arriba y bajó con rapidez arropada por su escudero de pelo naranja, y es que siempre ha habido clases.

08/04/2013

jueves, 28 de noviembre de 2013

Aparcadas



Tocaba día de paseo por la mañana con los abuelos. Abril estaba con un frío inusual para esas fechas, pero se intentaba llevar lo mejor posible. Salíamos de casa con dirección al parque, por un lado bien abrigados y por otro lado June con su carro de Minnie, su bebé y su muñeco del pelo verde. Antes de salir intentamos evitar tanto tráfico de vehículo, pero fue realmente imposible.


June caminaba hacia el parque con una dirección bien definida, la caseta de los caracoles, es esta una casa que está al final del camino, muy cerca de la zona de juegos, en la que June tiene una zona para entrar como si fuera un atrio de una iglesia y donde los caracoles reposan sus conchas en comunidad. Llegar hasta ahí tenía su miga, June hablaba a sus nenes y les explicaba lo que iban viendo por el camino, a veces con cariño, a veces con reprimenda.


Llegados a la caseta, abuela y nieta se sentaron juntas. June protegida del frío sobre una puerta bien graffiteada, la abuela más al descubierto y cargando con el bolso de la nieta. Si la una pone morro la otra le imita, y así se pasan el rato, con conversaciones de niñas.


08/04/2013

Madre coraje



Última hora de la tarde o casi primera de la noche. En casa se respira un ambiente especial. Es la hora en la que los sonidos se apagan y las voces se convierten en mudos ecos de silencio. Es la hora en el que June y Naia sólo buscan a su madre. Buscan esos brazos que las recojan o ese pecho que le dé de comer. Buscan calor e instinto maternal, pero por desgracia para la madre al mismo tiempo.


June apenas ha tenido celos de su hermana, a no ser en este momento. Para ella es su momento con su madre y no le gusta compartirlo. Por eso se agarra a su madre, con fuerza tira de su pelo, y su madre aguanta en silencio a que sus ojos se vayan cerrando poco a poco, mientras Naia come tranquila aceptando esa falta de ruido como una bendición más de la comida.


A uno le gustaría ayudar, pero los intentos no han sido buenos. Para June mamá es para unas cosas y papá para otras, pero nunca mezcladas. Mirándolas me siento afortunado de tener lo que tengo, pero también siento rabia de no tener esos brazos que amansan fieras. Toda una madre coraje.

29/05/2013

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Extraña forma de dormir



June a veces tiene curiosas formas de dormir. Lo de dormir fuera de la cama ya es habitual, a quién habrá salido. Aquel día cuando fuimos a despertarla ya que iba siendo hora de despertarse y parecía que se le habían pegado las sábanas, nos la encontramos así dormida. Era una posición rara, una mezcla de genuflexión que podía parecer un rezo o un intento fallido de levantarse.


Fuera lo que fuese, estaba graciosísima.

28/05/2013

Descanso en el centro comercial



Aquella mañana aprovechamos para realizar algunas compras en el centro comercial de Puerto Venecia. A June le impresionaron los grandes pasillos y las tiendas enormes con ropa por todos los lados, gente apelotonada en los pasillos y luces que todo lo hacían de día. Se impresionó tanto que se cansó, después de estar en Primark jugando con unas pegatinas que pegaba y despegaba, pidió subirse al carro y reposar su timidez. Aprovechamos y en un sofá que había en el pasillo también descanso su madre y su embarazo.


Desde ahí, en una posición privilegiada, June lo oteaba todo. Miraba principalmente a los otros niños que entraban y salían, generando persecuciones y gritos de sus padres. Su madre disfrutaba de ese momento de tranquilidad de June, acariciando su pelo y disfrutando de ese momento de paz.


Así aguantó durante un rato, más corto del que nos hubiera gustado, pero al final necesario. Todos habíamos descansado, y más cuando no estás acostumbrado a estos barullos de gente para los que siempre piensas que estás vacunado, pero no es cierto.


Disfrutamos de aquel día, de la misma forma que lo estábamos haciendo en las últimas semanas, aprovechando los últimos momentos en los que todavía éramos tres, y esperando ya con ansiedad poder ser cuatro. Las ganas cada vez nos consumían más por dentro, y hoy con la distancia, después de casi siete meses, lo entiendo mejor que nunca.

07/04/2013

martes, 26 de noviembre de 2013

June y los 100 montaditos



Aprovechamos que era festivo para salir todos a dar una vuelta y llevar a June a tomar un poco el aire, aire formado en viento que golpeaba nuestra ciudad en esos días y nos obligaba a visitar un centro comercial como medida de protección climatológica. Nos dirigimos a Puerto Venecia con June perfectamente maqueada, con su gorro y bolsito nuevo, y en compañía de su madre y abuela.


Entramos por el Corte Inglés y tomamos el ascensor. June se agarraba a la barra con una formalidad impropia en ella. Curiosamente cuando salimos y tomé la foto anterior los de seguridad me llamaron la atención por hacer la foto a las tres generaciones de mujeres que me acompañaban. Muy poco tacto en el celo de una marca que no aparece por ningún lado.


Después de dar un paseo nos fuimos a tomar algo a los 100 montaditos, mientras yo pedía June se lo pasó pipa con el bolígrafo y las servilletas. Su abuela le permitió coger unas al principio, pero luego June se tomó la libertad por su cuenta y hubo que llamarla al orden.


Por suerte cuando llegó la comida la guarnición de patatas compensó su hambre y su ansia. Le quitaría las ganas de comer, pero cualquiera se lo impide. June por las patatas, ¡ma-ta!

07/04/2013

Merienda en tiempos



Jamás en mi vida anterior a ser padre me pude imaginar que comer un yogur podría dar tanto de sí. Una aparente merienda singular se convierte en todo un prodigio de la naturaleza de aciertos y desatinos entre una cuchara, el yogur y June. Tres elementos que se combinan en el tiempo para lograr la merienda más larga de la historia.


Tiempo 1: «Mira mamá como sin mirar»


Tiempo 2: «Pues va a ser mejor que hubiera mirado, se me ha caído todo en la mesa»


Tiempo 3: «Tendré que coger otra cucharada. Buscaré en las profundidades»


Tiempo 4: «Vaya, pero si tengo yogur por aquí arriba. Saco la lengua y lo restriego. Está bueno»


Tiempo 5: «Has visto hasta donde me llega la lengua mami»


Tiempo 6: «Mami, que no hace falta que me limpies, que yo me ensucio sola»


Tiempo 7: «Sé comer sin marcharme hasta mirando la tele, soy una máquina»


Tiempo 8: «Ñam, ñam, ñam, me rechupeteo la cuchara»


Tiempo 9: «A por otra cucharada. Volver a empezar»

27/05/2013

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