Aquella mañana de mayo en casa se oyó una frase mágica que lo cambió todo. A la abuela se le ocurrió decir que salían de paseo. A June se le inyectaron los ojos de una alegría especial y se lanzó a pedir que la vistieran inmediatamente que quería salir a la voz de ya. Tomó su anorak y se enganchó a la mano de su abuela que casi no se había podido ni vestir bajando las escaleras de dos en dos.
Bajaba con una felicidad tremenda y ya nos iba diciendo adiós a los que estábamos abajo, antes de salir por la puerta. A poco tira la protección de las escaleras. Ni que decir tiene que salió corriendo por la puerta y hasta la hora de comer que consiguieron traerla los abuelos a regañadientes.
19/05/2013
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