A la orilla del mar era la niña más feliz del mundo, su sonrisa se multiplicaba y saludaba a todos los que pasaban a su lado, eso sí, sin soltar la mano de su madre para estar bien tranquila.
Miraba el mar, las olas iban y venían mojando sus pies, y la miraba tan concentrada que parece que decía: "¡Cómo me mojes te meto!"
"Huy, huy, parece que está un poquito fresquita"
"¿Y esos de ahí, qué miran"
"¡Dientes, dientes, qué es lo que les *****"
"No te metas conmigo, que llamo a la prima de riesgo"
"Máaaamma, máaaama! ¡Déjame que toque el agua o te estiro el brazo hasta el infinito y más allá!"
Así pasaban las horas, saludando y mirando al mar.
16/08/2012
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