Me levanté temprano para trabajar, estas vacaciones sólo tenían su nombre por su ubicación, pero no tanto por el descanso y relax, del que intentaba aprovechar el máximo, a costa de horas de sueño. Al subir al ordenador que estaba en el ático, no pude evitar ver el tendedero con la ropa de June, y me produjo una infinita ternura. Con sus colores, su vestidito, todo tan pequeño como de juguete, me pareció verdaderamente bonito.
Muy lejos de la colada de mi ropa toda negra y casi tocando el suelo. Con esa sonrisa uno ya se puede poner a trabajar mucho más contento.
17/08/2012
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