Sueños de dos días

Mientras las horas pasan, entre pecho y pecho, las horas inexorables marcan su recorrido que a ratos se hace muy breve y a ratos se hace muy largo. Por la habitación las mañanas son tranquilas, quitando el ajetreo médico y de enfermeros. Todos vienen y comprueban como están madre e hija. Naia duerme y parece soñar con lo poco que se puede de lo vividos en dos días.

Detrás de ella su madre, una valiente, que ya se incorpora y hasta anda un poquito. La televisión pone sonido a la estancia, a nosotros nos faltan las palabras y las sonrisas no se separan de nuestras bocas.

Naia luce preciosa, recién peinadita por las enfermeras con una raya casa inapreciable, pero visible a la luz del sol. Da gusto verla, da gusto mirarla. Me quedaría con todos los momentos, con todos los segundos. Miramos la hora y acaba de cumplir dos días de vida, hasta algo tan nimio parece maravilloso.

Se mueve entre sueños, no para quieta, y casi ni se mueve. Naia duerme feliz, nosotros con los ojos abiertos también.

Os dejo un vídeo con Naia y sus dos días de vida.