martes, 11 de junio de 2013

Dos añitos: el despertar



Eran las nueve y algo y June se despertaba como un día más, pero no lo era, era el día de su cumpleaños. Yo creo que estaba mucho más emocionado el día de su segundo cumpleaños que ella misma. Corrí como un poseso hacia su cuarto mientras ella sollozaba falsamente llamando a su mamá o a su papá. Entré en la habitación, levanté la persiana y mientras la luz inundaba su cuarto pistacho le felicitaba por su cumpleaños tirándole de una oreja y de la otra, con dos años uno acaba muy pronto de los tirones.


Estaba todavía dormidita, pero lo entendió a la primera. No sabía muy bien que pasaba, pero era consciente que iba a ser un día muy especial, y donde ella, era la principal protagonista.


La vestí corriendo y sin ni tan siquiera peinarla quise tomarle unas fotos junto con su hermana, era un segundo cumpleaños que traía el regalo de una hermanita. Colocamos al oso como invitado estelar para que protegiera a Naia de los achuchones de su hermana, pero Naia no estaba muy conforme.


Daba gusto verlas a las dos juntas, la pequeña berreando y la mayor disfrutando con su camiseta nueva de Minnie, con su pantalón rosa y su body también de Minnie. Los lectores más avezados seguro que ya habrán adivinado que personaje de dibujos animados le gusta más.


June para Naia es todo cariño, tanto que casi la aplasta en ocasiones. Debe de pensar que si sus muñecas aguanta, por qué no lo va a hacer su hermana.


June le daba un abrazo de oso, al oso y a su hermana, y Naia sin quererlo se iba perdiendo entre las lanas del peluche.


Había comenzado un día, con un dulce despertar, pero todavía las caras, además de cumplir años, tenían algo de sueño.

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