miércoles, 12 de junio de 2013

Por fin llegó la Nochebuena y sus luces



La Nochebuena poco a poco se iba acercando. El traje de Mamá Noël ya lo habíamos aparcado y el calor de la calefacción central tan sólo invitaba a despojarse ropa por los cuatro costados. En la cocina el trasiego era grande, platos y platos esperaban a la gula de una noche que dicen que es especial. Para June, seguro que lo sería.


Aprovechamos el silencio de la tarde para dar un paseo por la ciudad. Vitoria estaba silenciosa, tanto como lo estaba yo. El frío lo agarraba todo, hasta los sentimientos, y la humanidad se dejaba atrás para los más cercanos. La gente se pintaba Paz y Amor en la cara y luego eran incapaces de pedir perdón al que tenían enfrente de la mesa. La gente, somos así.


De vuelta a casa y June con el pijama puesto, vagaba alrededor de la mesa del salón siempre acabando en el árbol de Navidad que desde el primer día le había provocado una hipnosis muy particular. Le iba quitando campanas y estrellas, y yo no negaré que le inducía a ello.


Mientras, la familia la intentaba esquivar al preparar la mesa que ya se comenzaba a llenar por momentos de un montón de cosas. En la tele el discurso del rey había sido inexistente y las imágenes se convertían en unas compañeras a las que nadie hacía caso.


Todos nos sentamos a la mesa, Ana con la alegría de su embarazo y Pedro Hipólito sin dar tiempo a bendecir la mesa para atacar al plato. Desde el momento en que se dio la salida el ir y venir de platos fue constante. Comer y comer. Beber y beber.


June seguía as u marcha, cogía una cosa de otro lado y la llevaba al árbol de Navidad, daba toda la vuelta a la mesa y volvía a empezar. Los patitos de adorno de la entrada habían aparecido como compañeros inesperados del conjunto, había que reconocer que de casta le venía  la galga.


Poco a poco provocamos la oscuridad con la esperanza de que tal vez le entrara algo de sueño, pero el árbol, lejos de dormirla, la hipnotizaba, y se quedaba embobada mirándolo.


Aguantó como una jabata la Nochebuena, una noche que lejos de ser bonita por la comida o la bebida, lo fue por poder estar con ella y con la que estaba a punto de venir.

24/12/2012

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