Un paseo sin cañitas no es un paseo. Después de haber recorrido Llanes y sus callejones, salimos como los lagartos en busca de un sol de enero en las terrazas de los bares. Al sol la temperatura era estupenda, la Mahou entraba de maravilla y June estaba entre me duermo o lo revoluciono todo.
En uno de los bares, junto al puerto, su madre creía que June iba a caer muerta de sueño. Los ojos se le caían a la pequeña y cuando su madre me estaba diciendo que estaba en un tris de caer, June resucitó de sus propias cenizas y cada vez se hacía más incontroloble en su propio carrito.
Marchamos a otro bar por las callejuelas de Llanes, daba gusto estar en estas fechas, se encontraba sitio en cualquier momento y el bullicio era muy agradable y soportable. June se soltó de sus ataduras y al principio algo aguantó en brazos de su madre. Se quedaba mirando al camarero mientras nos traía nuestras Mahou y una ración de patatas al cabrales y bravas.
June le atacó al pan y mientras viaja por la mesa dando vueltas como una loca, temiéndonos lo peor, le atacaba al pan de las patatas y ella nos regalaba la mañana de sol poniéndonos caritas de pilla.
04/01/2013
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