Una vez más las travesuras de June, unidas con las mías, hicieron de la mañana del dos de enero algo muy especial. Mientras June correteaba después de habernos levantado, vio las zapatos de su madre y una sonrisa se dibujó en su cara. Lo demás estaba hecho.
En unos segundos ya le estaba ayudando para atárselos y ponérselos lo mejor posible. June encantada, su madre diciendo que a ver si se iba a caer y todas esas cosas que sólo piensan las madres. Las risas estaban aseguradas, era June y sus zapatones de gamuza rosa.
Os dejo con un vídeo para que hagáis unas risas:
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