miércoles, 13 de febrero de 2013

Rebeldía y anís del mono



Es la hora del sopor, esa hora de la tarde en la que después de comer a la gente le suceden dos cosas, o no hace nada o la quiere liar. June optó por la segunda, sentada en su silla de comer, herencia de primos, tomó en sus manos una caja con el juego del dominó, acto seguido lo inevitable sucedió, se dedicó a tirar las piezas al suelo.


Por suerte yo estaba en la primera opción que genera el sopor, no tenía ganas de hacer nada y la tele me producía ese efecto adormecedor mágico de esas horas, así que June se dedicó a sus anchas a lanzar las piezas de un lado a otro.


Mientras pensaba lo que iba a decir su madre cuando volviera de la cocina me acordaba de las alocadas ideas de su tío Esteban en la que nos recomendaba a los padres que a los niños les diéramos anís del mono para que se les pasaran los males, aunque a June ya es difícil controlarla serena, como para darle anís del mono. Será cuestión de tiempo.

30/08/2012

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