June a contraluz

Subida a la encimera de la cocina, June miraba por la ventana la caseta de los gatos, el verde del verano y las casas con vida que da el calor. Se agarraba a la manilla y convertía a la ventana en su particular balcón para mirar el mundo, su mundo.

Miraba entre visillos, como queriendo ver más allá, como mirando con otros ojos. Se sentía grande, alta, en el mirador de sus ojos. Tal vez veía princesas y mariposas de colores mágicos, tal vez, o tal vez las flores se hacían grandes y las nubes tocaban el suelo acariciándola con su textura de algodón, tal vez.

Pronto descubrió cosas con las que jugar, y a la calma precedieron las travesuras y pronto tuvo que descender de su altar elevado para bajar al real mundo de su tamaño. Aún así, envidio lo que sus ojos puros son capaces de ver y los míos, distorsionados por la experiencia y el raciocinio, no ven.

29/08/2012