Ayer June cumplió dos años. Sus ojos últimamente muestran una luz muy especial, la luz de la niña que crece cada día y descubre cosas nuevas, que aprende y repite con la ilusión que sólo se tiene desde la inocencia. Su vida desde hace poco más de un mes ha cambiado, aquel mundo en el que ella era la reina, ahora la tiene que compartir con su hermana, pero más que un problema se ha convertido en un acicate para su evolución, a la que le ha puesto una sonrisa de hermana mayor que rompe a achuchones a su hermana pequeña.
A sus dos añitos se levanta con una sonrisa, a veces provocada por las cosquillas que le hace la "muñeca mutante", la visto como si fuera mi primera muñeca, mientras ella no deja de restregarse los ojos. Se viste con camisetas de Minnie y ella elige sus zapatillas cada día, mientras me pide que le ponga la colonia de Bob Esponja. Luego en la guardería juega, salta, lo ordena todo en montoncitos del mismo color y últimamente repite las palabras que se le dicen, entendiendo y respondiendo a casi todo lo que se le dice.
Por la tarde, siesta, merienda y juegos de parque o de cuentos si hace malo, todo entretejido por abrazos fraternales que a veces rozan el peligro. June ha cumplido dos añitos, han pasado muy rápidos, del bebé a la nena ha pasado muy poco tiempo. Dos años que celebramos con la ilusión de tener dos vidas, la suya y la de su hermana, el regalo de su cumpleaños, realmente, lo hemos recibido nosotros.
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