Recién venidos de Teruel y con la prisa todavía en el cuerpo, no faltaron a conocer a Naia, mi amigo y compañero Juan Carlos y su envidiable familia. La Mari, con ese pacto que tiene con el diablo para no envejecer, se hizo con Naia y la verdad que no le quedaba nada mal, además, Naia ya estaba cogiendo gusto a eso de posar en su photocall particular y lo llevaba muy bien.
Alvaro y Ana Cilia estaban como siempre, transmitiendo esa felicidad que rebosa toda esta gran familia. Mientras Ana Cilia no soltaba la mano de la pequeña Naia recordaba el juego del lapa-vocabulario cuando coincidimos de vacaciones en Asturias. Gracias por la visita.
28/05/2013
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