Cuando llegué de Jaén, vine cargado con un regalo que con toda generosidad me había hecho mi amigo Rafael Alarcón y su familia, un detalle que no tenían necesidad de hacerlo y que agradecí mucho, por el aprecio que significaba. Después de portearlo por estaciones y andenes como si fuera un anuncio de El Almendro por Navidad, el paquete llegó a casa y en el momento que lo vio June se lanzó hacia él.
Miraba el extraño bulto con asombro y parecía que le impresionaban los colores y las flores más que la llegada de su padre después de unos días estando fuera. No le faltó tiempo para lanzarse y comenzar a romperlo como si la vida le fuera en ello, parecía que sabía lo que era un regalo.
Y así, a tirones acabó abriendo la caja, con un poco de ayuda, eso sí, y descubrió que en su interior había un patito de color amarillo intenso que identificó rápidamente con un juguete, se quedaba asombrada mirando sus agujeros y las partes más brillantes.
Pronto sacó las fichas y se puso a jugar, tirando del patito, y tirando las fichas de un lado para otro del salón, provocando que nosotros fuéramos recolectando dados y corazones por el suelo como si estuviéramos vendimiando. Desde entonces su patito de Jaén le acompaña y le guarda sus fichas favoritas.
26/04/2012
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