Fuera hacía frío, mucho frío. Dentro el fuego peleaba con el frío a mitad de camino de la chimenea. En la bodega el calor lo inundaba todo, la temperatura llamaba al sueño después de la comida y June no le supo decir qué no a Morfeo. Cayó dormida mientras los troncos se defendían de las llamas y la televisión emitía programas sin sentido.
Apenas entraba casi luz de fuera, y el naranja del fuego lo inundaba todo. Sentados a un lado del sofá compartíamos el silencio y el placer de lo básico.
June dormía sobre el sofá, con dos cojines del mismo, puestos en el suelo para evitar algún giro inexperado. Apenas sus pulmones se inflaban y desinflaban para indicar lo plácidamente que estaba durmiendo. Era una tarde cualquiera, pero al calor del fuego, parecía maravillosa.
04/02/2012
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