Empezaba el segundo día del año, babeando y sobre la cama, después de una noche de sobresaltos nocturnos y consoladoras visitas maternas. Amanecía el sol en el horizonte de Vitoria y June esperaba el día sobre la cama en casa de sus abuelos.
Encima de la colcha y entre dos cojines para que aguantase el equilibrio de la mejor forma posible nos miraba, con cara de recién despertada y todavía sin su energía de siempre.
Allí en la habitación con la calefacción central a tope, un cuadro con una imagen de África que nada pega en la habitación, y sobre la repisa, una foto de su tío Esteban, una figura de porcelana de la tienda Jaione, gafas, relojes y alguna colonia la arropan como si estuviera en su propia casa.
Y finalmente despierta, un bostezo nos anuncia que ya comienza el día.
02/01/2012
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