Cuando sales con June fuera de casa, a uno le toca lo que siempre ha visto en terceros o en amigos, es decir, tener que pedirle al camarero de turno que te caliente un potito o montar en cualquier bar un improvisado restaurante de campaña. Así nos pasó en Fuensalida, y en un bar detrás de la tienda Goñi le tuvimos que dar de comer a June en compañía de Sandra.
Su madre en dos segundos lo tenía todo ya dispuesto, sacó su tupper de diseño (de regalo) y aunque este era siete veces más grande que June procedió a darle su puré de verduras entre nuestros cafés mañaneros.
June de primeras empezó fuerte, tenía hambre y se notaba, no le hacía ascos a nada, y su madre en un ritmo constante, metía cuchara y sacaba cuchara, en presencia de una bombona de butano a la vista que daba idea del nivel del bar.
Pero el hambre se acabó pronto, June tenía una mejor distracción justo enfrente de sus ojos.
Era Sandra, y no se quien se lo pasaba mejor, si la una mirando a la otra, o la otra provocando a la una.
Luego por fin, y ya en Toledo nos pudimos permitir unas ricas cañitas al abrigo de un sol castellano que ese día nos hacía olvidar que estábamos en pleno enero.
06-07/01/2012
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