lunes, 18 de julio de 2011

10 de junio: Feliz cumpledía



Amanecía un 10 de junio en la clínica de Montecanal, todavía no habían hecho ni 24 horas y ya el sueño y la vida se había trastocado como cuando a un reloj de arena le das la vuelta. Ana dolorida de sus puntos aguantaba como una jabata el envite de la primera noche. Las enfermeras se llevaron a June sobre las 12 de la noche y nos la trajeron a las 6,30 de la mañana, apenas horas, apenas tiempo, pero en su rostro la vida iba cambiando su tez y sus formas.


Todo le quedaba grande, su gorro, su ropita de recién nacida, todo parecía de talla XXL, sus ojitos permanecían cerrados y parecía descansar de un cansancio que compartía con la madre. Mirarla era un lujo, creérselo otro. Alguna lágrima a escondidas recorrió mi mejilla mientras la miraba, de mis ojos secos de llanto, no por gusto, pero sí por la biología. Ahora esa lágrima de amor sacaba de mi interior lo que de otra forma no se podía quedar dentro. Miraba a June y era feliz. Miraba a Ana y me sentía mucho más feliz.

2 comentarios:

  1. Aunque he vivido toda esta historia en primera persona, no deja de emocionarme cómo la cuenta David, cada vez que leo un post me pongo a llorar de emoción. ¡Son tantos los sentimientos que despierta!!
    Pero sobre todo quiero decir que me he vuelto a enamorar de mi marido como la primera vez que le vi y dije "qué tío más bueno". Le quiero con locura y ver cómo mira a su hija, los ojos que se le ponen de felicidad y la cara tan emocionada... no hay palabras para describirlo.
    Te quiero David.

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