viernes, 1 de julio de 2011

Nacimiento June 10: Que sí, que no, que nunca te decides…



En este intervalo de entradas de la matrona Pilar y las corrientes de aire que generaba cada vez que lo hacía, entró nuestro ginecólogo, Jorge Iranzo, vestía de paisano y todo de negro, apenas serían las 9,30 de la mañana, exploró a Ana, le palpó la tripa empujando con fuerza, exploró a Ana para comprobar la dilatación que tenía, pude percibir, que sin el mismo cuidado que había tenido la matrona la noche anterior por los gestos de la cara de Ana, "no estás dilatando" aseguró. Una vez acabó y revisó el papel de la máquina que tan bien había dejado plegado Pilar, "bueno" dijo con un tono en el que se intuía que estaba plenamente informado de todo lo que nos había pasado las últimas horas, "has tenido contracciones, no estás dilatando, normalmente ya te habríamos dado de alta, pero nos preocupa que la criatura…, ¿era niña o  niño?", "nniiññaa" contestamos los dos al unísono como si nos fueran a dar un premio, "bueno, pues la nena se está moviendo poco, eso es lo que no le gustó a mi compañero anoche y por eso decidieron por seguridad dejarte aquí esta noche,… vamos a seguir viendo que sale un rato y seguramente luego ya os podréis ir a casa, ahora tengo quirófano, pero luego subiré a ver como estás", mientras acababa esta última palabra ya estaba saliendo por la puerta, mientras un pequeñito vaso de agua fría había caído sobre nuestras cabezas, que calmamos con un "bueno, pues si no tiene que ser, no será, a mandar".

Enseguida entró Pilar para preguntarnos que nos había dicho Jorge, y tras cotillearlo, se marchó balbuceando algo sin sentido y moviendo la cara en sentido contradictorio. La máquina seguía marcando lo que sucedía dentro de la tripa de Ana, y seguía marcando lo mismo, alguna vez June parecía que se meneaba un poco más, pero al rato, aparentemente se volvía a quedar estática. Pilar continuó entrando permanentemente, no será por dedicación, movía a Ana lateralmente, intentando detectar mejor el movimiento de June ya que esa posición era la que menos les gustaba a ambas dos, pero aún así, esa mañana parecía que hasta esa posición poco le importaba, aunque si le producía dolor en incomodidad a la madre, que lo aguantaba como podía.

Entre tanta entrada y salida, se volvió a abrir la puerta de la 102, pero esta vez no era Pilar, le tocaba turno a las enfermeras para limpiar la habitación así que desde mi silla azul me tocó levantar las piernas mientras la limpiadora con una rapidez pasmosa y una mopa de las que no anuncian por televisión lo limpiaba todo a la vez que fregaba dejando la habitación como los chorros del oro. Después Pilar volvió a entrar sin percatarse que aún estaba ligeramente el suelo mojado, realizó su ritual del plegado y se marchó para dejar relevo a Jorge que volvió a entrar en la habitación, ahora vestía traje de faena de quirófano, sobre su camiseta-bata verde de quirófano algunas manchas de sangre y en sus zuecos algunos goterones evidentes le hacían tener una presencia bastante siniestra, "bueno, pues sigue todo igual, yo creo…" decía mientras balbuceaba un poco, "creo que te vamos a dar el alta, nos preocupa la peque que se mueve poco, pero tú contrólala y mira que se mueva", Ana le miró con cara de sorprendida, y le dijo: "mira Jorge, aquí porque estoy con los cintos y me decís que se mueve, pero llevo casi sin notarla varios días, si me voy a casa, posiblemente me pase lo mismo, ¿cómo sé si está todo bien o si no lo está?, "buena pregunta, buena pregunta" contestaba Jorge mientras se apoyaba sobre la pared, "esa es la duda que tengo, cesárea no me apetece hacer a no ser que sea obligatorio, para mi sería lo más sencillo, pero es peor para vosotras,…buffff, vamos a ver un rato más a ver que sale y lo decidimos".

Y dejándonos con esta última frase se marchó, haciéndonos más preguntas todavía y generando la misma proporción de dudas, aunque nos lo tomamos con bastante tranquilidad y humor, nuestra última frase fue "ya se decidirán". Me tomé un tiempo muerto y decidí bajar a tomarme un café al bar y llamar a la oficina, lo del café me lo podría haber ahorrado ya que no había probado cosa más mala desde hacía mucho tiempo. Mientras apoyado sobre la barra intentaba digerir el líquido oscuro que me habían puesto por brebaje y ojeaba el Heraldo que aproveché a comprar, un médico ligeramente mayor, disfrazado de azul con pelo y bigote rubio, le respondía al camarero el día que iba a llevar hoy, diciéndole que tenían 4 ó 5 partos programados y que había 1 que no sabían. No sé por que, pero sin ser parte de la conversación me sentí parte de la misma en su última frase.

Subí para la habitación y al entrar me dijo Ana, "nos vamos", mi cara fue de perplejidad, "han entrado unas enfermeras, me han quitado la vía…", miré a su brazo y ciertamente ya no estaba, con lo que le había costado que le tuvieran que hacer las dos vías anteriores, "…y me han dicho que Jorge había dejado firmada el alta". "Pues nada", asentí yo, esperando acontecimientos, en ese mismo instante apareció Pilar y le comentamos las últimas novedades, Pilar se mostró todo menos tranquila, "mira, mira, yo no sé de otra cosa, pero de esto, he trabajado en hospitales grandes y yo sé lo que pasa, ahora mismo voy a hablar con Jorge y le digo lo que tenemos que hacer", todo esto lo decía echando humo por la boca y silbando como una locomotora, la puerta se cerró con un portazo que hizo recobrar cierta serenidad a la habitación.

Y allí nos quedamos sin saber si nos vamos, o si nos quedamos, entre que sí y que no, esperando que por favor alguien se decidiera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...