Sonaban las gaitas en Quintana, era día de fiesta, día de juerga, las banderitas se movían al viento, a Santa Olaya gritaban todos, mientras la hoguera se levantaba en el prau a fuerza de brazo y tiro de cuerda. Pero daba igual, June había se había quedado dormida al compás del ritmo asturiano y poco le importaban los gritos de ánimo, ni la música que comenzaba a sonar desde el interior de la carpa. Duerme June, que Santa Olaya te cuida, y nosotros también un poco, por si acaso.
09/12/2011
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